martes, abril 19, 2016

¿Es intencionado el papel de perro del hortelano que está jugando del PSOE?

De entre todos los interrogantes políticos abiertos tras las elecciones, la fecha de la convocatoria de las siguientes es una de las cuestiones que mejor los resume. En virtud de los resultados electorales, es el PSOE quien decidirá si negociará y cederá ante Podemos y los partidos que haga falta, si hará partícipe del Gobierno al PP; o si convocará elecciones evitando tomar su decisión en estos meses, postergándola para más adelante. La pregunta del millón es: ¿librarán al PSOE unas nuevas elecciones de tal embrollo? No lo podemos saber, pero sean cuando sean, serán por decisión del PSOE.

Analicemos en primer lugar qué ocurriría si el PSOE piensa que la tendencia sociológica hará que el volumen de su electorado vaya a bajar irremediablemente con el paso del tiempo y los acontecimientos. Pues bien, si pensáramos en el PSOE como un ente con vida propia -por ejemplo los títeres no la tienen- una suerte de instinto de supervivencia podría llevarles a querer parar la hemorragia cuanto antes. Es decir, si concluyeran que el paso del tiempo, que el curso natural de una legislatura larga les puede enseñar el camino al fondo del precipicio, podrían convocar elecciones para tratar de salvar los muebles en esa nueva cita. Bueno, la reacción instintiva de los barones durante los diez primeros días tras las elecciones sí se correspondía a la de unos lobos con vida propia: la de marcar territorio tratando de minimizar el impacto a nivel regional de las decisiones del partido a nivel nacional.

Sí, el instinto de supervivencia, de no morir desangrado puede ser un argumento para convocar elecciones sin tomar ninguna decisión de peso por el camino. Pero es que además hay muchos intereses económicos en juego: sabemos que el PSOE no es un ente con vida propia, sino que se trata de un pelele que debe dinero a los bancos, que en los momentos cruciales siempre se pone del lado del capital y etcétera. Pues bien, cada día que pasa sin que el PSOE se aproxime con "algo que ofrecer" a PODEMOS, me convenzo un poco más de que su papel de perro del hortelano es intencionado y no tanto por una incapacidad intelectual de Pedro Sánchez para tomar una decisión de una vez por todas. Mucho me temo que los que mueven los hilos le han dado al PSOE ese papel paralizador de la pulsión que nació con el 15M.

La política rara vez sirve para algo más que para lograr objetivos cortoplacistas. En ese sentido, el objetivo más inmediato de las élites es intentar que PODEMOS no toque ni un solo ministerio y mañana dios dirá. Al PSOE no le dejarán gobernar con PODEMOS, a menos a las élites consideren que la mejor estrategia para frenarlos sea, precisamente, gobernar con ellos. O cuando ya no les quede más remedio. Siendo así, la misión del PSOE consistiría en PERDER las siguientes elecciones de modo que PP+C's consigan mayoría absoluta, postergando así cuatro años el intento de Iglesias. Ya tendrá tiempo de dimitir Sánchez (y no estoy tan seguro que la sucesora vaya ser Susana Díaz).

Creo que a las élites les puede interesar "dejar morir" al PSOE (aunque bicho malo nunca muere) si con eso logran que sumen PP+C's en junio. Un objetivo cortoplacista para que casi nada cambie durante los próximos 4 años. Sí, para las élites será un grano en el culo que PODEMOS dé el sorpasso al PSOE, pero creo que es un riesgo que están dispuestos a correr. Ese es un problema del futuro, ya tendrán tiempo las élites durante los siguientes cuatro años para reconstruir un centro izquierda a su medida. O eso intentarán. Cuatro años de tele dan para mucho.

Si el PSOE vislumbra un panorama en el que, tras tomar una decisión definitiva (girar a la derecha o a la izquierda), pueda mantenerse en el tiempo un clima político volátil donde pueda encontrar un momento que le favorezca electoralmente, tomará tal decisión dejará que la legislatura eche a rodar hasta que le convenga, Pero si no vislumbra tal panorama, ya sea porque tal panorama no se vaya a dar o porque no tengan la suficiente capacidad de anticipación, no tomará decisión alguna e iremos a elecciones.

Si finalmente hay elecciones en junio, perfecto, Beneficien a quien beneficien. Como demócrata considero que siempre es bueno que la ciudadanía participe en las decisiones importantes, pero ciñéndonos al contexto concreto, en la campaña electoral que terminó el viernes 18 de diciembre: observamos un importante déficit: prácticamente nadie dijo o prácticamente nadie le dio la suficiente relevancia a su política de pactos. Sería deseable que unas nuevas elecciones al menos sirvan para premiar a aquellos partidos que hayan exhibido a lo largo de estos meses una voluntad de pacto coherente con su ideario. Los ciudadanos irían a votar con más información, lo cual haría de esa nueva cita, unas elecciones un poco más libres.

jueves, abril 07, 2016

¿Precipitarán los independentistas catalanes un nuevo triunfo electoral del PP?

Por fin. Después de tres meses de intrascendentes excursiones por el tablero de ajedrez, parece que PSOE y PODEMOS han llegado ese punto de la partida en el que, incapaces de sacar más ventaja estratégica al oponente, lo más inteligente resulta ser firmar la paz. Como no podía ser de otra manera, los políticos han jugado con los tiempos a conveniencia, han calculado -lo mejor que han podido, no olvidemos el factor humano- el momento en el que aparecer Pedro y Pablo de la manita.

Si hay algo que me molesta de estos movimientos no es tanto el lugar al que les hacen dirigirse, algo que juzgo inevitable si el objetivo es que PODEMOS esté en el gobierno, sino que la elección de los momentos elegidos tiene demasiado que ver con maximizar el rédito electoral y demasiado poco con la incorporación de la ciudadanía a la toma de decisiones en lo que a la política de pactos se refiere. Una o ninguna. Esas son las veces que PSOE y PODEMOS han tenido a bien consultar con sus bases durante estos tres meses "algo" relacionado con la política de pactos... y ni siquiera ha sido PODEMOS. Resumiendo, tres meses de nueva política, vamos.

Sea como fuere, por fin ha arrancado el troncomóvil. Yo creo que se dirige hacia una votación de investidura infructuosa, al menos en primera vuelta, con Garzón y Baldoví en los asientos de atrás del vehículo. Creo que tanto a Pedro como a Pablo, a ambos les interesa salir bien guapos en esa instantánea que ha de dejar a un lado a los 161 diputados (PSOE, PODEMOS, IU y Compromís) y al otro lado, a la derecha (PP) y a todos aquellos partidos que prefieran no situarse al lado, sino enfrente del polo PSOE-PODEMOS.

Tanto a PSOE como a PODEMOS les interesa esa foto porque en este tiempo político que se abrió tras el 20D, la ciudadanía va a premiar a aquellos partidos -refiriéndome sobre todo, de entre los cuatro grandes- capaces de transigir con los inmediatamente próximos en el espectro político. Para el caso del PSOE, encadenar acuerdos a un lado y a otro, es decir, haber logrado un acuerdo con C's y después otro con PODEMOS, le situará como el partido responsable y centrado que ha sido capaz de pactar a ambos lados. Incluso aunque este último le suponga romper con C's. El regusto dulce de haber roto con un partido de derechas que demuestra, una vez más, que no quiere echar al PP, puede colocar al PSOE en una buena posición ante el electorado en caso de fracasar también la segunda votación de investidura y terminar en elecciones. Para el caso de PODEMOS, creo que, si es que logra conservar una buena posición en la parrilla de salida en la -quizá inminente- campaña electoral, va a depender de otros factores complejos, sí... pero no me cabe duda: no transigir con el PSOE le perjudicaría más que beneficiarle.

Detengámonos en el instante siguiente al supuesto fracaso de la vía 161. ¿C's alineado en el mismo lado que ERC y DiL? Este es el extremo que más me cuesta imaginarme.

Que los focos sobre el careto del protagonista de todo esto, Pedro Sánchez, no hagan olvidar a nadie que en unas elecciones nuevas el debate principal ya no será hacia qué lado se hubo torcido más el tal Pedro: el debate principal es posible que sea si tienen razón o no las gentes del partido de la gaviota cuando digan aquello de que los pactos no funcionan, que mejor que les votemos a ellos. ¿Acaso podemos asegurar que el PP no vaya a capitalizar la parte que le toca de ese discurso? Y, si tras unas nuevas elecciones, PP + C's suman, ¿cómo justificarán los independentistas catalanes haber desperdiciado esta ventana de oportunidad para conseguir algo mediante el pacto, aunque sea mediante una reforma constitucional?