jueves, septiembre 01, 2011

¿Por qué ha habido menos accidentes mortales este verano?

Supongo que es una pregunta difícil de responder, pero si acudimos a los argumentos más inmediatos, diremos que le gente, en general, ha sido más prudente. Quizá no se pueda reducir todo a esto, y habrá otros factores, como la señalización de puntos negros (medida promovida por ponle freno) o el proceso de maduración del carné por puntos. Pero en cuanto a la prudencia, quisiera poner en consideración algo que he experimentado, como conductor novel.

Me gusta conducir, pero no me gusta correr. Además, cuando yo empecé a conducir estaba en vigor la norma que prohibía conducir a más de 110 km/h, y por tanto, me acostumbré a no rebasar dicha velocidad. Semanas después, cuando en julio volvió a situarse el límite a 120 km/h, como yo me había acostumbrado a conducir a 110 km/h, no noté demasiado la diferencia. Pues bien, siendo consciente de que probablemente mi manera de verlo es algo particular, tal vez, si otros muchos conductores han tenido la misma sensación, estemos ante una medida eficaz.

Y la medida, consistiría pues, en alternar los periodos en los que la máxima velocidad sea 110 km/h y 120 km/h, haciendo coincidir los 120 km/h con el verano para, irnos de vacaciones ya acostumbrados.

jueves, mayo 19, 2011

Por una DEMOCRACIA de verdad: olvidemos nuestras diferencias ideológicas

Algunos estamos cansados de que los dos grandes partidos den por hecho en sus discursos que el bipartidismo lo es todo. Parece claro que el descontento a este respecto es generalizado entre los que estamos aquí. Nos hemos demostrado (y sorprendido) a nosotros mismos que a poco que percibamos que lo que hacemos puede llegar a tener sentido, somos capaces de ilusionarnos y salir a la calle a quejarnos. El primer paso está dado. Ya hemos conseguido cosas importantes (y hasta hace una semana impensables).

Una de ellas es salir en los medios. Que MANIPULAN. Que tendrían que pasar muchos años para que los ciudadanos llegáramos a confiar en la IMPARCIALIDAD de los medios de comunicación: si quieren que los ciudadanos los identifiquemos como aliados y no como ENEMIGOS de nuestra libertad de expresión, tienen que ganarse nuestra confianza antes. ESTAMOS HARTOS. No obstante, creo que debemos felicitarnos por conseguir salir en los medios.

Otra de las cosas importantes que hemos conseguido es que los políticos, de una manera o de otra, están hablando de nosotros en sus campañas electorales. Hay quién nos etiqueta: sin comentarios. Y hay quién pretende comprar nuestro voto fingiendo empatía con nuestras pretensiones: que no nos engañen. Si no hacemos nada por evitarlo, tras estas elecciones nadie se acordará de nosotros.

Por eso, me gustaría extender el mensaje de que si queremos que todo esto sirva para algo, debemos darle continuidad más allá del 22 de mayo. Y tenemos que concretar mejor nuestras reivindicaciones.

Tenemos que ser conscientes de que somos muchos y de que hay tantas ideas diferentes que corremos el riesgo de dispersarnos en nuestras diferencias ideológicas. Pero es más grande lo que nos une que lo que nos separa. Estamos luchando por una DEMOCRACIA de verdad. Y debemos aprovechar esta oportunidad HISTÓRICA para reivindicar que, sin entrar en detalles, hay más política que la que nos venden los dos principales partidos.

Para que esa política sea VISIBLE el que escribe este manifiesto considera indispensable que se marque como objetivos prioritarios que antes de las elecciones generales de 2012:
Se cambie la ley electoral, de manera que EL VOTO de todos los ciudadanos, independientemente de la provincia en la que vivan, INFLUYA EN LA MISMA MEDIDA en la consecución (o pérdida) de un escaño por parte de un partido político.

Se apoye económicamente a TODOS los partidos políticos POR IGUAL (siempre y cuando cumplan con la legalidad vigente), independientemente de la representación parlamentaria que tengan. Sólo cuando los ciudadanos conozcan TODAS LAS PROPUESTAS podrán decidir libremente con qué partido se identifican más en una determinada CITA ELECTORAL.

Con el fin de concretar nuestras reivindicaciones sugiero que no nos movamos de la Puerta del Sol hasta que se cambien las leyes pertinentes para la consecución de este par de objetivos.

jueves, enero 20, 2011

¿Eres un gilipollas?

Hay quienes aseguran que casi todo el mundo es gilipollas por definición, y encima le hacen sentir a uno como un imbécil, no tanto porque uno piense lo contrario y sienta que tratan de convencerle de algo, sino porque siente cuestionados sus actos tras escuchar como tratan de prevenirle de algún mal. Debido a que uno cree en su autosuficiencia para pensar, actuar y finalmente saber que ha acertado, darse cuenta de que la ha cagado o ser consciente de que se ignoran las repercusiones reales de lo que se hace, no habrá comentario que consiga que se vea cuestionada la capacidad propia de hacer juicios, valorar las situaciones de la vida y al fin y al cabo, tomar decisiones; pero sí puede lograr que uno se sienta incomprendido. Incomprendido, al encontrar, en esas personas, desilusión.

Y si la incomprensión -y ésta lleva en cierto modo a la soledad- es provocada en el caso al que me refiero por estas personas, me atrevo a afirmar que estas personas hacen del mundo un lugar peor, al no darse cuenta de que, a pesar de sus buenas intenciones -que pueden ser valorables- cuando alguien se siente con el derecho de dar su opinión respecto a algo que intente cambiar los esquemas de otra persona con la que no se tiene la empatía suficiente, esa persona pensará que le está infravalorando, al interpretar que le están diciendo a uno que no tiene la capacidad suficiente para manejar su propia vida. Además, una persona que se siente infravalorada por otra, complejos aparte, no puede sentir empatía por la otra persona.

Sin embargo, cuando, partiendo de la naturalidad, sí que existe la empatía necesaria -pues sin naturalidad, la empatía habría que fingirla y convertíría al que la finge en un falso-: un prudente consejo en un buen momento será el que sea capaz de alimentar la ilusión por la vida propia y por trasmitirle tal ilusión a los demás, siendo bastante probable que uno se dé cuenta de que, en realidad, de la gente de alrededor, merezcan la pena más personas de las que parecía tras un primer juicio, comprendiendo que cada persona es diferente y que casi siempre tendrá un motivo para actuar como actúa y que, si no entendemos sus actos, no es que sea gilipollas, será, echándole un poco de humildad, que no sabemos qué es lo que le mueve a actuar de tal manera o que, simplemente no tenemos la empatía suficiente para -tener ganas de- comprenderlo.

En definitiva, vuelvo a llegar a la conclusión de que hay más gilipollas entre los que nos hacen creer que la mayoría de la gente es gilipollas, que los que hay entre la población general. No debemos permitir que la gente con la que no tenemos empatía nos desilusione. Al no sentir como nosotros no podrán aconsejarnos bien, ya que en la mayoría de los cosas, lo más importante de un consejo no es el contenido del mismo, sino que el que lo recibe se sienta escuchado y se sienta libre para tomar sus propias decisiones. Si una persona con la que -ya- no tenemos empatía se cree con el derecho de cuestionarnos -más aún si ni siquiera hemos pedido el consejo-, entonces pensaremos que es un engreído y será, por tanto, para nosotros: un gilipollas.