martes, diciembre 27, 2016

¿Tiene sentido el errejonismo dentro de PODEMOS?

El otro día oí a Juan Carlos Monedero apoyar en un video el sistema electoral avalado por Pablo Iglesias, el llamado DesBorda:

Hace unos años, cuando Pablo Iglesias y yo éramos solamente profesores de universidad y presentadores de La Tuerka hicimos un libro sobre el sistema electoral. Detrás de los sistemas electorales a menudo hay matemáticos como nuestro malhadado d'Hondt, pero lo relevante de los sistemas electorales es entenderlos desde el punto de vista de sus resultados políticos. En el caso de las primarias de PODEMOS, creo que el método que presenta Pablo Echenique, el llamado DesBorda, tiene un significado político que entronca profundamente con lo que es la declamación constante de la ciudadanía: no os dividáis. El sistema de Echenique no fomenta a las familias, sino que fomenta, al revés, que discutamos. El sistema permite darle un plus a los acuerdos.

Un poco más tarde, en su blog, quiso explicar lo pírrico de la victoria del sistema de Echenique mediante el siguiente comentario:

No era fácil defender que una elección en un órgano ejecutivo no puede tener la misma proporcionalidad que un órgano legislativo -aunque sea lo correcto-.

Parece que, como profesores, Iglesias y Monedero tienen un importante reto por delante. Resulta que "sus conclusiones académicas" acerca de los sistemas electorales chocan con las intuiciones del 15M, cuyo espíritu tanto desean representar. Quizá por cansancio, tras casi tres años de vida de PODEMOS, yo no veo ese esfuerzo pedagógico por ningún lado. Monedero acaba de hacer un comentario de profesor cansado: quien quiera saber más sobre esta cuestión, que lo mire en el libro. Muy loable hacer fomento de la lectura, pero así no se llega a tiempo a donde se quiere llegar. En su lugar, adornan los argumentos con cursiladas acerca de la ilusión y explotan los personalismos. Iglesias también se ha esforzado más en recalcar que DesBorda es obra del "gran Echenique"( al cual, en este mundo de prejuicios parece que hay que de presuponerle un prestigio solo porque sea científico) que en explicar porqué los inscritos de diferentes sensiblidades no merecen una representación proporcional dentro de PODEMOS. Y en esa clave deseo continuar este comentario, en la clave de presuponer buena fe, en considerar cierto que Iglesias y Monedero tienen motivos honestos para defender ese sistema de elección interna y no otro.

Me leeré el libro, pero volvamos al 15M que yo conocí. Pedía un sistema proporcional para las elecciones generales, ya fuera con circunscripción única o sin ella. Pedía listas abiertas. Aquello murió, pero su espíritu permaneció a la hora de construir nuevas herramientas de cambio como por ejemplo, Ganemos Madrid. Bueno, si queríamos un sistema electoral proporcional para el Congreso de los Diputados, lo natural sería empezar por aplicar la proporcionalidad en nuestra propia casa. Ni más ni menos.

Se ha dicho también que PODEMOS no puede convertirse en el PSOE -donde se reparten todo (sillones, recursos) por familias- pero por lo pronto, y aunque hay mucho que profundizar, yo la diferencia relevante ya la veo: en el PSOE no dan voz a las bases para tomar decisiones. Lo de no querer que haya familias... ¿será que no se ven capaces de llegar a acuerdos con la otra mitad del partido? Pues vaya un líder si solo sabe "ser la luz" para únicamente los que piensan como él. Dejémoslo. Y vayamos al meollo de la cuestión: ¿tiene sentido el errejonismo dentro de PODEMOS?

No lo sé, ni siquiera alcanzo a comprender lo suficiente el alcance de las diferencias entre las dos principales familias. A mí me gustaría, siendo burdo, es que hubiera "dos PODEMOS". Uno pablista-garzonista y otro errejonista-democratista. Uno que fuese un partido de izquierdas liderado por Pablo Iglesias y otro que fuese un partido transversal que no necesite un líder para saber cuál s su identidad. Uno que proteste mucho y consiga el voto de las clases más bajas que no suelen ir a votar. Otro que marque la agenda política mediante el pacto, tan hábil que proponga acuerdos a C's que no pueda rechazar y evite que todos los pactos sean siempre entre partidos de derechas. Uno que siga centrándose en darle al Pantuflo en laSexta Noche y otro que siga haciendo pedagogía a un nivel intelectual más alto. Que el primero tuviera unos 50 diputados y que el segundo tuviera unos 70. Vamos a ver si me explico: el errejonismo no es una invención de Errejón. En la ciudadanía ya existía esa manera de concebir el cambio político más allá de las etiquetas de izquierda y derecha desde antes del 15M (por ejemplo UPyD llegó a tener cierto éxito porque canalizó -aunque mal- parte de eso).

Pero claro, ¿cual es el contexto actual? ¿Acaso hay espacio para un quinto espacio político, transversal y democratista? Pues quizá no lo haya, quizá no sea el momento. Y si ese quinto partido es una escisión de PODEMOS, menos todavía. Sería perjudicial para ambas corrientes y en lugar de 50 y 70 diputados como el deseo que acabo de expresar, tal vez se quedaran con 15 o 20 cada uno de ellos (no olvidemos el destrozo que haría el sistema electoral). La transversalidad que quiere potenciar el errejonismo representa a muchos de los españoles que votaron a PODEMOS en 20D (y, de hecho, muchos de los que perdieron el 26J). El sistema electoral español penalizaría a un quinto partido y le haria imposible tener un espacio propio justo en el Congreso de los Diputados. Mientras, ¿Pablo Iglesias tampoco permite al errejonismo tenerlo dentro del partido? Ahí está la clave de porqué, hasta que los citados profesores me ilustren en sentido contrario, mi postura es que la democracia interna de PODEMOS debe suplir las carencias democráticas del Estado español. Dowdall o el sistema proporcional propuesto por Errejón.

martes, noviembre 22, 2016

¿Tendrá la “nueva” Unión Europea cimientos también en Francia? En mayo lo sabremos

Tras esta sucesión de campañas electorales en España, el Brexit y la victoria de Trump en los Estados Unidos, ahora toca mirar hacia nuestro vecino del norte. Está claro: este súbito interés en la política internacional nace del miedo. El resurgimiento del Frente Nacional frena el proyecto europeo: nada podemos hacer hasta que Francia salga de su laberinto. Debemos esperar al próximo mayo para responder a la siguiente pregunta: ¿tendrá la “nueva” Unión Europea cimientos también en Francia o no?

Si nos acordamos, hace tres lustros el padre de Marine Le pen fue vencido 18% - 82% por Jacques Chirac. Eso no quiere decir nada, pero demuestra cierta madurez en la sociedad francesa. En quince años, muchas cosas han podido cambiar, es cierto, no obstante haré mi pronóstico: la extrema derecha no va a ganar las presidenciales francesas.

¿Quiere eso decir que todo seguirá igual? En absoluto. En el escenario más probable a día de hoy, es decir, en el caso de que el candidato republicano llegue al Elíseo, el gobierno francés deberá coger el toro por los cuernos con el tema de Europa. Sí, en ese caso Le Pen se quedará un rato más en el mundo de las pesadillas, pero hará falta, de ahora en adelante, prestar atención a todos esos votos de protesta. Los Republicanos van a querer canalizar todos esos gritos hacia sus propios intereses.


Tengo la intuición de que el Partido Conservador del Reino Unido ha hecho una cosa parecida. ¿Qué consiguió Cameron celebrando aquel referéndum? Está políticamente muerto, pero desnudó al UKIP: nada había bajo el referéndum. No sé si Fillon debe celebrar un referéndum para el “Frexit”. Pero si quiere conservar la hegemonía de su partido en la derecha, deberá robar la iniciativa a la extrema derecha. 

miércoles, noviembre 16, 2016

¿Es el populismo de izquierdas la mejor receta contra el populismo de derechas?

Además de la xenofobia relacionada con el flujo de exiliados de la guerra de Siria y que ha calado en a lo largo y ancho de Europa, a la luz de los acontencimientos que van sucediéndose en los tres países que (además de la URSS) se repartieron Alemania en 1945, se hace aparente que algo más tiene que haber...  un orgullo nacional "de base". Veamos, estadounidenses, ingleses y franceses pueden apoyarse en toda una sucesión de justificaciones históricas para que el nacionalismo no solo no sea tabú sino que sea motivo de orgullo en cada uno de los países. Digamos que, "como país", han salido victoriosos y los que ganan escriben la historia, también la propia. Lo "último" fue reivindicarse ante los horrores nazis de la Segunda Guerra Mundial y reconstruir tras ella el mundo occidental. Es verdad que esa reconstrucción estuvo basada en la colaboración entre los diferentes países alrededor de la OTAN frente al "segundo mundo" soviético, que lo político no necesitó basarse tanto en exacerbar los respectivos sentimientos nacionales (quizá tampoco era tiempo para "outsiders"), pero eso no quiere decir que no existieran fuertes sentimientos nacionalistas.

Claro está que ha sido la crisis económica la que ha motivado, en cada uno de los países que la han sufrido, un terremoto político, donde el merecido descrédito de la ciudadanía por la "política tradicional" ha dado lugar a muchas cosas. Claro está que no todas buenas. En particular, en los tres países vencedores de la IIGM citados, donde "ser nacionalista es lo normal" y no hay una parte significativa de la población que se sienta excluída de los símbolos nacionales según su ideología (tal y como pasa, por ejemplo en España, dada la inevitable reminisciencia franquista que conservan por mucho que no queramos), se hace aparente que mucha gente ha encontrado en el orgullo nacional (que ya tenía y que estaba bien visto) un rumbo para salir de una idea de globalización que no les satisface, dado que la idea que tiene de su propio país es mucho más abarcable... y supongo que trae algo de nostalgia imperial en estos tres países en particular. Para llegar hasta donde hemos llegado Farage y Trump quizá solo tuvieron que aparecer en el momento adecuado... y si no hubieran sido ellos, tal vez habrían sido otros. ¿Siguiente estación, Le Pen?

A prácticamente medio año de las próximas elecciones presidenciales francesas (el 7 de mayo de 2017 será su presumible segunda vuelta) y con la conciencia de que lo que pase en Francia afectará a la Unión Europea, y cómo no, a España; no faltan los políticos españoles que materializan, con razón, en Marine Le Pen la nueva amenaza del ultranacionalismo. ¿Lo malo? Que arriman el ascua a su sardina, reducen su argumento en la falacia de que como ella es muy mala, por tanto, ellos son muy buenos. Susana Díaz... que es la casta en persona... en fin. Y por otro lado está Pablo Iglesias y sus colegas de la UCM que postulan que contra los populismos de derechas, ¡nada como un populismo de izquierdas! Al fin y al cabo, han creado un partido político para ello, ¡no pueden decir otra cosa! Necesitamos análisis independientes, de gente que no esté "dentro" y que, por tanto, necesita su argumentario para mantener su trozo de espectro electoral lo más grande posible. Pero, ¿acaso la suma de los particulares intereses partidistas va a resultar ser la mejor receta contra el populismo de derechas? Puede ser que sí, ¿pero, y si no? ¿Y si ni Susana Díaz (mantenimiento del stablishment) ni Pablo Iglesias (populismo de izquierdas) tienen la solución? ¿Y si existe una "tercera vía"?

La vía de Susana Díaz (y la de Hillary Clinton) apela al miedo: "nosotros somos stablishment, progres y corruptos, pero somos lo conocido... quién sabe que Hitler o Stalin están por venir" (Trump y Le Pen o Sanders e Iglesias, así, formando un totum revolutum). Mientras, la vía de Pablo Iglesias apela a la esperanza, pero genera miedo... sin ir más lejos, la posibilidad del sorpasso el 26J (entre otros muchos factores) les hizo perder un millón de votos. Del mismo modo, Iglesias insiste en que Sanders era el único que podía ganar a Trump... ¿si? ¿En serio, un "socialista" ganando en EE.UU.? Are you fucking kidding me? No podemos saberlo, pero por mucho que a Iglesias le convenga decir que Sanders hubiera vencido a Trump en el contexto de su estrategia particular, eso no lo hace más cierto. No podemos saberlo, pero apuesto a que Sanders habría sacado un resultado ridículo frente al de Trump, se habría activado con mucha más fuerza el voto del miedo, muchos "susanistas de allí" (que ahora han votado a Clinton) se habrían quedado en casa.

Acostumbrados a la sucesión de elecciones, culminada con las gallegas y vascas, mucha gente "progresista", abrumada y aburrida de tanta disputa, ha perdido el sentido de la reflexión y ha acabado optando entre la vía "Susana Díaz" o la vía "Pablo Iglesias". Es normal que cada cual resuma sus argumentaciones cuando toca votar, cuando toca optar, pero ahora ¿qué sentido tiene pensar las elecciones estadounidenses o las francesas con esa misma lógica, si no podemos votar allí? ¿Por qué no mejor pensamos una estrategia discursiva independiente, que sirva contra el ultranacionalismo y, al mismo tiempo, contra el stablishment, sin que, necesariamente suponga hacer seguidismo irreflexivo de la "vía de Iglesias"? Demasiado ruido.

Los ingredientes parecen estar claros: necesitamos una "tercera vía", no necesariamente traducida aún en un partido político, que apele a la esperanza de crear una alternativa ciudadana contra el stablishment, contra el ultranacionalismo y que no genere miedo, ¿tiene España margen de aportar a esta causa?

viernes, octubre 28, 2016

La resurrección de Pedro Sánchez, el "cambiazo" hecho carne

Escribo estas palabras después de la primera sesión de investidura y no sabiendo aún lo que hará Pedro Sánchez en la segunda. No obstante, ya hemos podido comprobar cómo su palabra parece haberse revalorizado ante la opinión públicada: todos los focos han querido centrarse en él, qué hace, qué hará... ¿parecía que estaba muerto? Pues yo creo que no lo está.

¿Quién es Pedro Sánchez? Un señor con buena planta puesto "ahí" para sustituir a Rubalcaba tras el fracaso de las europeas de 2014... sin un carisma especial, con una sonrisa de cartón-piedra, más falso que un billete del Monopoly y cuya habilidad más notoria es la de haber aprendido a ponerse de perfil en un tiempo récord... al más puro estilo Rajoy. Aguantar con templanza una implacable lluvia de dagas internas y externas, y haber resistido meses y meses, sin apenas despeinarse, en su papel de político con principios... le hacen portador de un capital político que no me parece a mí que vaya a ser desperdiciado por el PSOE.

Es verdad que se me antoja extraordinariamente complicado que quien ordenara hacer explotar la Ejecutiva Federal del PSOE tuviera la suficiente capacidad para controlar las consecuencias de la deflagración. No obstante, sí considero que más allá de las motivaciones particulares de cada uno de sus actores, el plan está enmarcado en una estrategia a largo plazo que pasa por salvar al soldado Sánchez. No me produce interés alguno tratar de escudriñar qué tipo de intrigas debería haber detrás de todo esto para que pueda llegar a salirles bien el hipotético plan de rescatarle. Lo que me sí interesa es plantear la hipótesis y contribuir modestamente a que no nos pille desprevenidos el posible regreso de Sánchez.

Simplemente pensémosla: que la gestora quiera exagerar su postura de defender el "abstencionazo" en bloque para que los "rebeldes" gocen de mayor simpatía entre los potenciales votantes del PSOE; que Pedro Sánchez mantenga su acta de diputado, vuelva a ganar las primarias y aparezca como el mejor líder posible para encabezar un cambio de rumbo en la legislatura provocando una moción de censura; y que esa moción de censura devolviera a PODEMOS a la delicada disyuntiva ya planteada por Sánchez en el pasado "o más Rajoy o yo" (mucho más delicada que en la investidura fallida de Sánchez si esta vez se plantea tras unos nuevos recortes de Rajoy)

Ahora caigamos en el error de focalizar las críticas en Rajoy, en Felipe González, etcétera. Y disculpemos a Pedro Sánchez creyéndonos que en realidad está en un bando diferente al de todos esos oligarcas. Hagamos eso y su resurrección será más dañina para "el cambio" que lo que puedan hacer el PP, C's y toda la vieja guardia del PSOE juntos.

Sí, es posible que el curso de los acontecimientos nos lleve a un escenario que haga inverosímil esta hipótesis de una moción de censura promovida por Pedro Sánchez; pero si no cubrimos esta retaguardia, si no reconstruimos bien el relato de lo que "ocurrió en 2016", si llegamos a creernos que la guerra interna del PSOE es una historia de buenos y malos, de militantes contra oligarcas: es posible que no hayamos entendido nada y que pronto nos den "el cambiazo".

El PSOE no merece otra cosa que ser arrinconado en el lugar donde su último Comité Federal ha decidido colocarle: como contrapeso de un gobierno del partido de la Gürtel... al fin y al cabo, estamos hablando del partido de los EREs. Y merece ser arrinconado el partido entero: quien quiera ser oposición debe salirse del partido. Demasiado sospechosos me parecerían a mí los versos sueltos del abstencionazo: más que "ser oposición" muchos querrán posicionarse bien en la carrera para liderar a este partido del turno en el futuro (sea Sánchez o cualquier otro). Oportunistas. Arrinconémosles ahí para bien o para mal: que sean valientes y pacten con el PP: si los pactos son para mejorar la vida de la gente, la gente no tendrá ningún problema con ellos y los aceptará como algo positivo. Ahora bien, ahí es donde debe estar tanto PODEMOS como la sociedad civil, nutriendo de ideas sus respectivas labores de oposición, en parlamento y movimientos sociales; centradas en plantear alternativas a las conductas oligárquicas del bipartito. Pensando a lo grande. Porque si pensamos "a lo chico", si PODEMOS solo piensa en el sorpasso, en medrar, si nos centramos en dividir más al PSOE, corremos el riesgo de indultar a medio partido... corremos el riesgo de encumbrar a la mitad "sanchista", tan vacía de ideas como la "susanista".

martes, septiembre 06, 2016

UPyD y su torpeza de enfrentarse al 15M

UPyD fue un soplo de aire fresco que atrajo a mucha gente cansada de PPSOE, con ganas de que se cambiara la ley electoral, pero desorientada ideológicamente. La crisis se recrudeció y UPyD permaneció impasible. Surgió el 15M y UPyD permaneció impasible. Poco después, no solo no se adaptó a los nuevos "símbolos" sino que los despreció. Rozando el 15% en las encuestas a principios de 2013, despreciaron a otros actores políticos, como la PAH (la cual gozó de gran popularidad entre la gente, según las encuestas) queriendo monopolizar la lucha antidesahucios desde, únicamente lo institucional.

Resumiendo, UPyD no respetó, y no solo no supo aprovechar el tirón del 15M, sino que incluso se enfrentó a él. Poco a poco cundió la desafección y la grieta que dejó abierta UPyD fue la que aprovechó PODEMOS para volver a tratar de representar a la misma gente que he citado al principio. Sin esa grieta, PODEMOS no existiría (o no tal y como lo conocemos).

Pero algo sustancial diferencia a los nacimientos de PODEMOS y de UPyD: PODEMOS nació después de que ocurriera el 15M y han sabido aprovechar su estela en lo comunicativo, en lo dialéctico. La "pega" es que PODEMOS es de izquierdas, y que UPyD no nació para competir contra una izquierda nueva, sino contra un bipartidismo viejo. Con una figura amortizadísima como Rosa Díez, que no supo dimitir a tiempo, en el mapa que se abría tras las europeas de 2014, donde PODEMOS arrebató el protagonismo a un UPyD ya moribundo (que terminó de morir cuando Martín de la Herrán volvió a quedarse fuera del Parlamento de Andalucía); ya solo quedaba un espacio político posible en el que crecer: el "antiPODEMismo". Y para eso, todos miraron hacia C's, hacia un Albert Rivera mucho más simpático y joven (y también mucho más vacío). Así pues, Albert RIvera era útil aunque representara a la derecha (o precisamente por esto), al miedo a PODEMOS, al componente conservador del nuevo dipolo partidista.

Quizá si UPyD sigue donde está, algún día las aguas vuelvan al lugar recóndito donde UPyD tiene su barco. Pero, con todos los respetos, es más fácil que el Pisuerga pase por Toledo. Las sociedades cambian, y los partidos deben escuchar los nuevos mensajes. A UPyD le perdió el ego. Nació útil, abrió el camino. Pero murió joven.

lunes, septiembre 05, 2016

Objetivo a corto plazo: jubilar a Rajoy, ¿por qué es tan importante?

El tortuoso viaje desde el destituyente 15M hasta la cansina actual batalla por el liderazgo del poder ejecutivo está llegando a un peligroso punto muerto. El 15M era una luz que cegaba, un faro, no obstante, hacia el que deberíamos volver cuando apenas queden resquicios para la esperanza en la política representativa. Se empezó con propuestas de máximos, se pasó por los programas de mínimos. Después aparecieron nuevos líderes y, ahora estamos al borde del precipicio: un paso en falso y la sociedad volverá a caer irremediablemente en la resignación.

La sucesión de acontecimientos ha colocado a Pedro Sánchez (al menos temporalmente) como "el gran antagonista de Rajoy". Bien. ¿Por méritos propios? En absoluto. Más bien por errores y fallos de cálculo de los demás. Lo de Pablo Iglesias ya lo sabemos: planteó (en mi opinión, con buena parte de razón) una propuesta a partir de la cual el gobierno de la nación fuera compartido casi a partes iguales por dos formaciones políticas diferentes. Sin embargo, las urnas del 26J le quitaron parte de esa razón: mucha gente que les hubo votado cuando sus opciones reales de superar el PSOE eran inciertas, ahora les retiraron el apoyo por miedo. Y las urnas siempre tienen la razón. El cometido de PODEMOS en el presente no pasa por liderar la alternativa a Rajoy. Y me temo que hasta que Rajoy no se vaya (o le echen), PODEMOS vagará sin objetivo claro.

Por otro lado, Albert Rivera (no haré humor "blanco") no hace otra cosa que demostrar, desde que está en primera linea política, una severa incapacidad para quedarse quieto. No me gusta argumentar con mala fe, quizá solo sea un "pobre" narcisista cuya efímera gloria sólo puede alimentar desde sus virtudes "técnicas". El punto fuerte de Rivera siempre fue la oratoria y no sé si es que el sujeto cree vivir en una sucesión de inconexos concursos de debate de esos que ganaba cuando aún era universitario o que cree que sus votantes son idiotas. Parece fiarlo todo al presente, al último discurso. La palabra dada no tiene valor para él, diría que ni de sus votantes espera confianza, pues parece desear "ciudadanos" sin memoria.

Ya hace más de tres años desde que el diario "El Mundo" publicara el intercambio de SMS de Rajoy y Bárcenas. De aquel discurso que dio en aquel agosto desde el Senado para decir que NO dimitía ("fin de la cita"). Es verdad que el tiempo juega a favor del olvido, pero el empujoncito de Rivera para indultemos a unos cuantos peperos corruptos no tiene precio. Creo que el "SÍ" de Rivera a Rajoy condenaría electoralmente al primero y lo descalifica de manera precipitada de su carrera por el liderazgo del centro-derecha. Pero no tanto por el descrédito acumulado por Rivera, sino por la capa de barniz que le regala al PP. Total, si a Rivera ya no le avergüenza votar a Rajoy en la investidura, este gesto podría inspirar a muchos otros ciudadanos de derechas para quitarle hierro al asunto y votar a Rajoy directamente en las urnas... total, ¿quién se acuerda ya de Bárcenas? ¿Eh, Albert?

Con estos mimbres, el PSOE y PODEMOS deben ponerse de acuerdo para arrebatarle el gobierno al PP. El tipo de acuerdo al que lleguen es lo de menos a estas alturas. Como ya he adelantado, las urnas le dieron la iniciativa al PSOE, anulando la capacidad negociadora de PODEMOS "a priori". Frustrado el plan de controlar directamente algunos palos del poder ejecutivo esta vez, PODEMOS debe centrarse en negociar reformas legislativas, una a una, tratando de consolidar su popularidad con trabajo diario (y por eso, ¿qué más da qué acuerdo firmen de antemano?). Al PSOE le benefician unas elecciones, no me cabe ninguna duda de que ganará unos cuantos escaños... pero eso no es lo "peligroso"... lo peligroso es que por h o por b Rajoy acabara volviendo a ser investido presidente, certificando así un vergonzante fracaso como país.

Abogo por que sea un acuerdo a partir de el cual ninguno de los tres partidos Unidos PODEMOS, PSOE y C's busque humillar a ninguno de los otros dos. Que todos saquen algo en claro. ¿Podemos dejarle a Albert que presuma de que ellos fueron los que lograron que los partidos nacionalistas NO participaran en las negociaciones? ¿Podemos dejarle a Domènech que presuma de haberle sacado al PSOE un referéndum en toda España para preguntar sobre cambiar "algo" en la Constitución que abra alguna puerta a otro encaje de Cataluña en España? ¿Podemos dejar a Sánchez escribir en el BOE? (Al fin y al cabo, deberá mirar a derecha e izquierda cada vez que quiera poner algo ahí.)

jueves, septiembre 01, 2016

Pedro Sánchez, ¿"el gran antagonista de Rajoy"?

La política no va de izquierdas y derechas. Va de antagonismos. Así, aunque Pedro el guapo sea de derechas, este señor está consiguiendo una buena POSE para aparecer, de una vez por todas, como "el gran antagonista de Rajoy".

Porque todo este viaje, desde el surgimiento de PODEMOS, siempre trató de eso: de liderar a la opinión pública contra Rajoy.  Al principio (entiéndase, tras la retirada de Zapatero) Rajoy hacía y deshacía a su antojo teniendo enfrente, por un lado, a Rubalcaba ¡él era HERENCIA de Zapatero, poca alternativa podía ser! y por otro, a un 15M destituyente y muy rico en ideas anónimas.

El primero que dio un golpe encima de la mesa fue Pablo Iglesias, "cargándose" de un plumazo a Rubalcaba, a Juan Carlos I y a Rosa Díez en aquellas europeas de 2014. Iglesias ganó la batalla mediática durante más de un año, aunque en realidad, ni siquiera durante ese tiempo, nunca llegó a ser "el gran antagonista de Rajoy". Dos circunstancias sumadas lo impidieron: la promoción constante de Rivera por parte del poder mediático y la cohesión natural del partido socialista en torno a su nuevo y mediocre líder (algo sólo posible mediante el inmenso poder territorial que aún conserva el partido).

La anomalía política que vivimos radica en que en 2015 había tres aspirantes a  gran ser "el gran antagonista de Rajoy": Rivera (aspirante a antagonista dentro de la derecha), Iglesias (aspirante a antagonista de PP y PSOE al mismo tiempo) y Sánchez.

Y ahí está la clave: sus respectivos liderazgos no triunfaron tanto por querer representar una ideología, un trozo de la tarta política, sino por pretender liderar un antagonismo hacia Rajoy, cada uno desde su perspectiva. La política se mueve por liderazgos y antagonismos, más que por ideas.

Pues bien, podría parecer que toda esta sucesión de campañas electorales no ha servido para nada (no han sido DOS, han sido SEIS desde 2014) pero, en torno a la clave que estoy desarrollando, yo creo que sí. Rivera, por ejemplo, pasó de ser el más beligerante antagonista (puntual) de Rajoy en el debate a cuatro... a votarle como Presidente del Gobierno, indultando moralmente a una gran cantidad de corruptos del partido de la gaviota. Iglesias pasó del discurso de la casta a centrarse más en el objetivo, más clásico, de elegir a Rajoy como principal antagonista político. Mientras, Sánchez, aguantando el tirón.

No nos engañemos, la lucha de Rivera por el papel antagónico siempre fue una farsa. Al fin y al cabo, sólo le pusieron ahí para incordiar, para entorpecer el plan de Iglesias. Votando sí a Rajoy rubrican su retirada de la batalla. Un repliegue esperado por quien se diera cuenta de que C's fue puesto ahí para apuntalar al bipartidismo. Nunca buscaron poder directo (recordemos: no quieren sillones), sólo obedecen órdenes. En cambio, tanto la lucha del PP por conservar el gobierno como las de PSOE y PODEMOS por arrebatárselo es más que real.

La estrategia de Sánchez siempre fue la misma, desde diciembre: hacer perder a Rajoy una investidura. Le ha costado mucho conseguirlo, pero al fin está en la casilla que tanto deseaba. Las presiones (muchas de ellas, en mi opinión, impostadas) a las que se está viendo sometido Pedro Sánchez para que deje pasar a Rajoy le dan un protagonismo suficiente para erigirse ante la opinión pública, durante unos días, como "el gran antagonista de Rajoy"... algo que NADIE había conseguido en estos casi cinco años (desde que Mariano es presidente).

Si Sánchez juega bien sus cartas, será presidente del gobierno este otoño. Esto pasaría por, como el mismo diría "ser el PSOE", es decir, si no pacta nada explícito con C's, tendrá asegurados los votos de PODEMOS (a los cuales no veo jugando a la ruleta rusa de unas nuevas elecciones). Por otro lado, como lo que dará a PODEMOS será "poquito", C's también podría votar que sí (de lo contrario quedaría demasiado escorado a la derecha, firmando su sentencia de muerte en las siguientes elecciones, sean cuando sean). Pero si Pdr no sabe gestionar bien su liderazgo, será Rajoy el que, con o sin terceras elecciones, será investido presidente.

Mientras, PODEMOS debe asumir la derrota de la batalla contra Rajoy, para centrarse en lo importante, democratizar su partido e intentar aprender a representar a sus eventuales cinco o seis millones de votantes, muchos de ellos, irreverentes e irrepresentables de espíritu. Ardua tarea. Pero con Sánchez de presidente podrá hacerlo: proponiendo leyes y haciendo que se retrate cada uno de demás partidos del hemiciclo. Con Rajoy de presidente, no. Veremos.

lunes, julio 04, 2016

La posibilidad democrática de "abstención mínima" del PSOE hacia el PP

Los primeros análisis en caliente de los resultados del 26J arrojaban una serie de sumas precipitadas que, bien repasadas, dejaban al descubierto algunas incompatibilidades. Probablemente la más grande de ellas sea la que existe de C's hacia el PNV. Sumando Coalición Canaria (CC), PP, C's y PNV, los resultados se acercaban sensiblemente a los 176, a falta de un solo diputado. Empezó a especularse entonces con la abstención del diputado de Nueva Canarias (que acudió a las urnas en coalición con el PSOE), pero no tardó en señalar Ciudadanos que ellos habían venido a la política nacional para facilitar un pacto entre PP y PSOE, que ellos no iban a participar en una investidura en la que se haya negociado con los nacionalistas pero se haya dejado fuera al PSOE. Que también es verdad que en C's mienten más que hablan, pero démoslo por bueno.

Partiendo pues de la "hipótesis C's" y siendo cierto eso de que al PP no le haría falta la formación naranja si el PSOE entero se abstiene; salvo que Pedro Sánchez haga un giro de guión a lo 135, es decir, con agostidad  y sentido de la urgencia, no parece que vayan a cambiar mucho las cosas a corto plazo. Al fin y al cabo, esos que insinúan algo ahora (Vara, Díaz, González) son los mismos que ya insinuaban antes incluso del 20D.

Pedro Sánchez está ahí porque dentro de la carrera, más o menos igualada, que tuvo contra Madina en julio de 2014, tuvo el imprescindible empujuncito de los medios de derechas que tomaron partido claramente por el madrileño. Lo digo para que no se nos olvide. Pedro Sánchez, verdadero artífice del 26J, provocó que la derecha aumentara 278.000 votos y la izquierda perdiera 1.210.000 desde el 20D. No sé hasta qué punto es calculable una maniobra así, pero salta a la vista que estas elecciones favorecen los intereses de quienes pusieron ahí a Pedro Sánchez. El postureo de querer situarse como la alternativa al PP, repetir que son de izquierdas hasta la saciedad, es eso, postureo.

Pero bueno, hay otra cuestión también innegable: Pedro Sánchez ha sido el primero que ha planteado en el PSOE una consulta a las bases con respecto a los pactos. La pregunta, en torno a C's, no era la más clara del mundo, pero, a mi juicio, sí resumía bastante bien las intenciones que llevaba expresando desde hacía algunas semanas el partido. El hueco que dejaba a la incertidumbre, debía sobreentenderse que era un margen que se le otorgaba a Sánchez para maniobrar (seamos claros, las preguntas que planteó PODEMOS a sus inscritos no fueron, en esencia, mucho mejores). El resultado de aquella consulta fue, sirviéndome de los eufemismos que ofrece su autoubicación "centro-izquierda", que el PSOE es un 79% de centro y un 21% de izquierdas. Con estos mimbres, ¿podemos estar tan seguros de que si el PSOE plantea una consulta para decidir si abstenerse o no, saldrá que no? Al fin y al cabo, recordemos que el PP también se autoubica en algún lugar del "centro".

Si juntamos la ocurrencia de Vara de que "haya una abstención mínima y suficiente para dejar gobernar al PP" con el afán irreprochable de Sánchez de democratizar estas cuestiones contando con los militantes, podemos llegar a una idea novedosa que, además, haría cobrar sentido a las circunscripciones y pueda salvar el culo de Pedro Sánchez: contar los resultados de la consulta federación por federación.

PP, CC y C's suman 170 escaños, quedarían 6 para la mayoría absoluta. En virtud de los resultados de la consulta del pacto con C's, las tres federaciones "socialistas" más de derechas fueron la vasca, la murciana y la riojana, en este orden. En los tres casos, el apoyo al pacto fue de más de un 88,9% (ver resultados). Por otra parte, el PSE-EE logró 3 diputados en Euskadi, mientras que los resultados del partido en Murcia y La Rioja fueron 2 y 1 diputados, respectivamente. Voilà, con que únicamente las tres federaciones socialistas más "de derechas" aprobaran una abstención al PP, entuerto resuelto.

martes, abril 19, 2016

¿Es intencionado el papel de perro del hortelano que está jugando del PSOE?

De entre todos los interrogantes políticos abiertos tras las elecciones, la fecha de la convocatoria de las siguientes es una de las cuestiones que mejor los resume. En virtud de los resultados electorales, es el PSOE quien decidirá si negociará y cederá ante Podemos y los partidos que haga falta, si hará partícipe del Gobierno al PP; o si convocará elecciones evitando tomar su decisión en estos meses, postergándola para más adelante. La pregunta del millón es: ¿librarán al PSOE unas nuevas elecciones de tal embrollo? No lo podemos saber, pero sean cuando sean, serán por decisión del PSOE.

Analicemos en primer lugar qué ocurriría si el PSOE piensa que la tendencia sociológica hará que el volumen de su electorado vaya a bajar irremediablemente con el paso del tiempo y los acontecimientos. Pues bien, si pensáramos en el PSOE como un ente con vida propia -por ejemplo los títeres no la tienen- una suerte de instinto de supervivencia podría llevarles a querer parar la hemorragia cuanto antes. Es decir, si concluyeran que el paso del tiempo, que el curso natural de una legislatura larga les puede enseñar el camino al fondo del precipicio, podrían convocar elecciones para tratar de salvar los muebles en esa nueva cita. Bueno, la reacción instintiva de los barones durante los diez primeros días tras las elecciones sí se correspondía a la de unos lobos con vida propia: la de marcar territorio tratando de minimizar el impacto a nivel regional de las decisiones del partido a nivel nacional.

Sí, el instinto de supervivencia, de no morir desangrado puede ser un argumento para convocar elecciones sin tomar ninguna decisión de peso por el camino. Pero es que además hay muchos intereses económicos en juego: sabemos que el PSOE no es un ente con vida propia, sino que se trata de un pelele que debe dinero a los bancos, que en los momentos cruciales siempre se pone del lado del capital y etcétera. Pues bien, cada día que pasa sin que el PSOE se aproxime con "algo que ofrecer" a PODEMOS, me convenzo un poco más de que su papel de perro del hortelano es intencionado y no tanto por una incapacidad intelectual de Pedro Sánchez para tomar una decisión de una vez por todas. Mucho me temo que los que mueven los hilos le han dado al PSOE ese papel paralizador de la pulsión que nació con el 15M.

La política rara vez sirve para algo más que para lograr objetivos cortoplacistas. En ese sentido, el objetivo más inmediato de las élites es intentar que PODEMOS no toque ni un solo ministerio y mañana dios dirá. Al PSOE no le dejarán gobernar con PODEMOS, a menos a las élites consideren que la mejor estrategia para frenarlos sea, precisamente, gobernar con ellos. O cuando ya no les quede más remedio. Siendo así, la misión del PSOE consistiría en PERDER las siguientes elecciones de modo que PP+C's consigan mayoría absoluta, postergando así cuatro años el intento de Iglesias. Ya tendrá tiempo de dimitir Sánchez (y no estoy tan seguro que la sucesora vaya ser Susana Díaz).

Creo que a las élites les puede interesar "dejar morir" al PSOE (aunque bicho malo nunca muere) si con eso logran que sumen PP+C's en junio. Un objetivo cortoplacista para que casi nada cambie durante los próximos 4 años. Sí, para las élites será un grano en el culo que PODEMOS dé el sorpasso al PSOE, pero creo que es un riesgo que están dispuestos a correr. Ese es un problema del futuro, ya tendrán tiempo las élites durante los siguientes cuatro años para reconstruir un centro izquierda a su medida. O eso intentarán. Cuatro años de tele dan para mucho.

Si el PSOE vislumbra un panorama en el que, tras tomar una decisión definitiva (girar a la derecha o a la izquierda), pueda mantenerse en el tiempo un clima político volátil donde pueda encontrar un momento que le favorezca electoralmente, tomará tal decisión dejará que la legislatura eche a rodar hasta que le convenga, Pero si no vislumbra tal panorama, ya sea porque tal panorama no se vaya a dar o porque no tengan la suficiente capacidad de anticipación, no tomará decisión alguna e iremos a elecciones.

Si finalmente hay elecciones en junio, perfecto, Beneficien a quien beneficien. Como demócrata considero que siempre es bueno que la ciudadanía participe en las decisiones importantes, pero ciñéndonos al contexto concreto, en la campaña electoral que terminó el viernes 18 de diciembre: observamos un importante déficit: prácticamente nadie dijo o prácticamente nadie le dio la suficiente relevancia a su política de pactos. Sería deseable que unas nuevas elecciones al menos sirvan para premiar a aquellos partidos que hayan exhibido a lo largo de estos meses una voluntad de pacto coherente con su ideario. Los ciudadanos irían a votar con más información, lo cual haría de esa nueva cita, unas elecciones un poco más libres.

jueves, abril 07, 2016

¿Precipitarán los independentistas catalanes un nuevo triunfo electoral del PP?

Por fin. Después de tres meses de intrascendentes excursiones por el tablero de ajedrez, parece que PSOE y PODEMOS han llegado ese punto de la partida en el que, incapaces de sacar más ventaja estratégica al oponente, lo más inteligente resulta ser firmar la paz. Como no podía ser de otra manera, los políticos han jugado con los tiempos a conveniencia, han calculado -lo mejor que han podido, no olvidemos el factor humano- el momento en el que aparecer Pedro y Pablo de la manita.

Si hay algo que me molesta de estos movimientos no es tanto el lugar al que les hacen dirigirse, algo que juzgo inevitable si el objetivo es que PODEMOS esté en el gobierno, sino que la elección de los momentos elegidos tiene demasiado que ver con maximizar el rédito electoral y demasiado poco con la incorporación de la ciudadanía a la toma de decisiones en lo que a la política de pactos se refiere. Una o ninguna. Esas son las veces que PSOE y PODEMOS han tenido a bien consultar con sus bases durante estos tres meses "algo" relacionado con la política de pactos... y ni siquiera ha sido PODEMOS. Resumiendo, tres meses de nueva política, vamos.

Sea como fuere, por fin ha arrancado el troncomóvil. Yo creo que se dirige hacia una votación de investidura infructuosa, al menos en primera vuelta, con Garzón y Baldoví en los asientos de atrás del vehículo. Creo que tanto a Pedro como a Pablo, a ambos les interesa salir bien guapos en esa instantánea que ha de dejar a un lado a los 161 diputados (PSOE, PODEMOS, IU y Compromís) y al otro lado, a la derecha (PP) y a todos aquellos partidos que prefieran no situarse al lado, sino enfrente del polo PSOE-PODEMOS.

Tanto a PSOE como a PODEMOS les interesa esa foto porque en este tiempo político que se abrió tras el 20D, la ciudadanía va a premiar a aquellos partidos -refiriéndome sobre todo, de entre los cuatro grandes- capaces de transigir con los inmediatamente próximos en el espectro político. Para el caso del PSOE, encadenar acuerdos a un lado y a otro, es decir, haber logrado un acuerdo con C's y después otro con PODEMOS, le situará como el partido responsable y centrado que ha sido capaz de pactar a ambos lados. Incluso aunque este último le suponga romper con C's. El regusto dulce de haber roto con un partido de derechas que demuestra, una vez más, que no quiere echar al PP, puede colocar al PSOE en una buena posición ante el electorado en caso de fracasar también la segunda votación de investidura y terminar en elecciones. Para el caso de PODEMOS, creo que, si es que logra conservar una buena posición en la parrilla de salida en la -quizá inminente- campaña electoral, va a depender de otros factores complejos, sí... pero no me cabe duda: no transigir con el PSOE le perjudicaría más que beneficiarle.

Detengámonos en el instante siguiente al supuesto fracaso de la vía 161. ¿C's alineado en el mismo lado que ERC y DiL? Este es el extremo que más me cuesta imaginarme.

Que los focos sobre el careto del protagonista de todo esto, Pedro Sánchez, no hagan olvidar a nadie que en unas elecciones nuevas el debate principal ya no será hacia qué lado se hubo torcido más el tal Pedro: el debate principal es posible que sea si tienen razón o no las gentes del partido de la gaviota cuando digan aquello de que los pactos no funcionan, que mejor que les votemos a ellos. ¿Acaso podemos asegurar que el PP no vaya a capitalizar la parte que le toca de ese discurso? Y, si tras unas nuevas elecciones, PP + C's suman, ¿cómo justificarán los independentistas catalanes haber desperdiciado esta ventana de oportunidad para conseguir algo mediante el pacto, aunque sea mediante una reforma constitucional?

domingo, febrero 07, 2016

¿Por qué un acuerdo entre PSOE, PODEMOS y C's sería el más "plurinacional" y VALIENTE de los posibles?

Imagina que vas por una senda empedrada que tiene una barandilla a ambos lados, pero que a partir de cierto punto aparece una grieta en el medio del camino y para asegurarte, te ases con cada mano a una barandilla. Al principio esto es lo más seguro para no caerte, pero un poco más adelante -quizá debido a movimientos sísmicos- la grieta en el camino se hace más grande y cada vez llegas peor a ambas barandillas. Debes decidir a qué lado de la grieta te aseguras, ahora, sino lo haces pronto, corres el peligro de caerte dentro de la grieta.

Me imagino a Pablo Iglesias asiéndose a esas barandillas, haciendo buenos equilibrismos para no caerse durante los dos últimos años. Y ahora, tras las elecciones, aparecen los movimientos tectónicos y la grieta en medio del camino. De momento hay niebla y no se sabe muy bien cuán grande es la grieta y si su integridad corre o no peligro al continuar agarrado a ambas barandillas.

A un lado hay un gobierno de coalición en el que habría de mancharse y pactar hasta casi con el diablo, al otro está la labor de oposición al gobierno que surja de entre los otros partidos. La propuesta que está sobre la mesa -gobierno de coalición con PSOE y UP, con apoyo externo de PNV y ERC- no está ni a un lado de la grieta ni al otro. Ni come ni deja comer, ni intenta el gobierno de coalición más verosímil y estable si hay voluntad política -que es el que incluiría a PSOE y a C's- ni permite, con su abstención, gobernar al PSOE en solitario y luchar entonces por la hegemonía en la oposición. Pero ni una cosa ni la otra.

Os diré lo que pasa. De momento, PODEMOS está jugando a esconder el tablero de ajedrez, a zarandearlo para despistar a su contrincante, a hacer rotar la silla de este para ver si así se despista y comete errores fatales. No me extraña. La torpeza demostrada por nuestros viejos políticos puede dar a PODEMOS aún alguna que otra victoria por, como digo, error ajeno. Pueden ganar tiempo y dar golpes de efecto en ruedas de prensa. Sí. Pero los de "la casta" aprenderán a contrarrestar sus golpes, terminarán moviendo ficha, y PODEMOS tendrá que responder, por fin, con otro movimiento.

En cambio, seguir siendo el perro del hortelano, no elegir una de las dos barandillas: supone abrir la grieta bajo sus pies. O lo que es lo mismo, no haber sabido tomar a tiempo una decisión mejor que unas nuevas elecciones. Con el contexto actual, y con un Pedro Sánchez que está ganándose cierto liderazgo, que está teatralizando bien eso de mirar a derecha y a izquierda -sí, ahora mismo Pedro Sánchez está jugando el papel de líder transversal-, PODEMOS sería señalado como, al menos, corresponsable de que haya unas nuevas elecciones en España. Si eso ocurriera, ya tendré tiempo de analizar el nuevo contexto y valorar si les vuelvo a votar o no -soy de los que les gusta votar y creer que sirve par algo. Dependerá también de si el mapa de opciones nuevas se vuelve abrir, de cuál será el enemigo político a vencer y la forma más útil de luchar contra él mediante el voto, y etcétera. Pero ahora ese no es el tema.

Me parece bien que PODEMOS quiera entrar en el gobierno -lo celebraría si lo consiguiera- pero no me gusta que interpreten los resultados electorales únicamente en su propio beneficio de manera tan descarada. A mí me hubiera gustado que PSOE+PODEMOS hubieran logrado los 176 diputados, incluso que PODEMOS hubiera logrado el sorpasso. Simplemente, los números no dan, y PODEMOS está haciendo valer las prioridades electorales de las regiones en las que tiene confluencias, tratando así de eludir fisuras en tales acuerdos. Siendo así, propone mirar a Cataluña y pretender que sean los independentistas los que apuntalen un "frágil" gobierno "de progreso".

Mientras, PODEMOS parece querer ignorar que en el resto de España existe una mayoría en escaños del centro-derecha: 151 escaños de 303 supondrían una mayoría absoluta de PP y C's en "España menos Cataluña". Lo que propone PODEMOS, supondría que el peso de Cataluña en la investidura volvería a ser mucho mayor que el del resto de España -como ha pasado casi siempre en los últimos 30 años, salvo en la última legislatura. A PODEMOS se le llenaría la boca con que ese gobierno sería "plurinacional", pero pasaría lo de siempre: el resto de España volvería a estar infrarrepresentado en esa decisión de investidura.

Haciendo cuentas, sólo hay una posibilidad "plurinacional", es decir, que cuente con un apoyo amplio y equilibrado en las "dos supuestas naciones", tanto fuera como dentro de Cataluña; demos por bueno pues que "la clave catalana" ha de ser "la clave".

  • Un acuerdo de investidura de PP, C's y PSOE contaría con un apoyo de un 77,6% de los escaños de fuera de Cataluña (235 de 303), y con un 38,3% de los escaños dentro de Cataluña (18 de 47). Ciertamente, los lumbreras que buscan esto parece que desean que Cataluña se aleje de España.
  • Si en el acuerdo participaran PODEMOS, PSOE, UP, ERC y PNV, esto supondría un 48,5% (147 de 303) de los escaños de fuera de Cataluña, y un 61,7% de los escaños catalanes (29 de 47). 
  • En cambio, un acuerdo con PODEMOS, PSOE y C's equivaldría al 57,4% de los parlamentarios no catalanes (174 de 303) y el 53,2% de los catalanes (25 de 47).
Siendo consciente de la dificultad de este acuerdo, lo que yo le pido a PODEMOS es que juegue sus cartas con el PSOE, que exija ministerios -como no puede ser de otra manera- pero que negocie también con C's. Lo importante es que la gente, la sociedad catalana y la del resto de España, vea en la mano tendida de Pablo Iglesias a Albert Rivera, soluciones razonables para la cohesión entre Cataluña y el resto de España a las que C's no pudiera negarse. Y si se niega, si C's sigue obstinado en no ir con PODEMOS ni a la vuelta de la esquina, entonces C's sería el que, ahora sí, quedaría retratado como el "responsable" de llevar al país a nuevas elecciones. Considero que éste sería el órdago bueno, el órdago transversal y plurinacional. Sería, desde luego, una iniciativa valiente, pues se le daría a C's la oportunidad de mancharse las manos también y empezar a demostrar cosas desde la gestión; y a PP y a IU se les dejaría los papeles de oposición. Eso es, oposición a la derecha, pero también a la izquierda. Sin miedo.

Y si PODEMOS no se atreve, entonces que mueva otra ficha, ya sea la de abstenerse en una investidura de Pedro Sánchez y currárselo a largo plazo desde la oposición durante los cuatro años de legislatura, o que declare abiertamente que desea elecciones. Y que sea la gente la que juzgue.

viernes, febrero 05, 2016

Los catalanes han contribuído más que los madrileños en mantener el bipartidismo

Allá por la primera legislatura de Rodríguez Zapatero, cuando la política antiterrorista se utilizaba como arma arrojadiza, cuando a pesar de que la economía parecía ir bien, otras voces... "transversales" empezaron a tener su espacio. UPyD. Lejos de aglutinar a todos esos cien mil y pico votantes (que en 2011 llegaron a ser más de un millón) en torno a un programa de máximos, para un nutrido número de esas personas, sólo alguno de sus símbolos era clave para llevarles a acabar votándoles. La novedad. La idea de romper la dinámica bipartidista desde lo transversal. La posibilidad de compensar desde otras posiciones la eterna influencia de los partidos nacionalistas catalanes y vascos en el gobierno central. El cambio de la ley electoral.

UPyD cayó en la arrogancia de creer que una eterna Rosa Díez podría "seguir representando" la novedad, de repetirse "la transversalidad soy yo" (y el 15M son unos cafres) y creer que la gente que les había votado lo había hecho por coincidencia casi absoluta con su programa político original. Que no debían evolucionar al ritmo de los acontecimientos, sino permanecer inmóviles. Sumidos en una decadencia más injusta de la merecida, pues es de reconocer su gran labor contra la corrupción, ya sabemos cómo terminaron. Y el heredero de su espíritu, que considero que es más PODEMOS que C's, pues éstos últimos ya no representan en ningún caso el cambio sino que son una suerte de celestina entre los partidos del turnismo -y revitaminados mediáticamente en 2015 para contrarrestar a PODEMOS- sí parece tener algo que decir para plantar cara a los retos actuales, como la crisis de empleo, la crisis humanitaria, etc. Sin embargo, "olvidan" algunos de esos símbolos transversales de UPyD, que aún resisten en las cabezas de los ahora votantes de PODEMOS. Entiendo que electoralmente PODEMOS necesite centrar sus prioridades en mediar en todas esas cosas de nacionalistas, pero ¿cuándo las regiones no nacionalistas serán también prioridad?

Por dar un dato, en los últimos treinta años, el porcentaje de diputados catalanes que han votado a favor de la investidura del presidente ha sido siempre mayor que el porcentaje de diputados madrileños -salvo en la legislatura de Rajoy. Quiero ser claro: si he votado a PODEMOS no es para que ahora, de nuevo, se transija con las prerrogativas de los nacionalistas (ahora independentistas), se busque una investidura que habría de contar con el 62% de los votos afirmativos catalanes -o quizá alguna otra combinación con abstenciones, unas cuantas más- y sólo un 44% de los escaños madrileños.


Insisto. La práctica totalidad de los presidentes del gobierno de España han sido investidos con mayor beneplácito catalán que madrileño. De alguna manera, los catalanes han contribuído más que los madrileños en mantener este turnismo podrido. Obsérvese que si CiU, ERC y PNV hubieran renunciado a ser bisagras, PP y PSOE se hubieran visto obligados a coaligarse en algún momento, desalojando a izquierda o derecha algún importante espacio político en la oposición, ¿Anguita? Bueno, sabido esto, ¿puede saberse entonces qué es eso de la plurinacionalidad? ¿Ha de significar que Madrid, Castilla, Nocataluña, o la nación española en la que quiera que Carabanchel se encuentre, va a tener más voz propia en el Congreso? En esta, mi "nación", no me parece que exista una inquina especial contra los catalanes. No existe un nacionalismo español mayoritario con vocación de contrarrestar el "procés" como prioridad, pero sí que existe cierto hartazgo de que los catalanes hayan apuntalado durante tanto tiempo el sistema turnista español, aportando (casi) siempre a cada una de las investiduras a Presidente del Gobierno más votos que otras CC.AA.

Ignoro si para el stablishment catalán la independencia es un objetivo real (yo creo que no), pero, desde luego, la posición de bisagra eterna les ha dado a lo largo de los últimos treinta años una posición negociadora ventajosa con respecto a otras regiones. Ahora que ya hay más pluralidad fuera de Cataluña me parece una falta de consideración hacia los nocatalanes que la "plurinacionalidad de PODEMOS" sea de nuevo, más Cataluña.

No me gusta el nacionalismo y pienso que todo lo territorial debería quedarse en segundo plano; por eso me parece mal que PODEMOS busque a ERC para facilitar la investidura. Con los números que nos ofrecen los resultados electorales, en mi opinión, no hay gobierno bueno posible. Si no hay elecciones, parece que el PSOE estará en el gobierno o influirá mucho; en tal caso, me parece bien que PODEMOS entre en el gobierno: no podemos fiarnos del PSOE. Tampoco podemos fiarnos de C's, ni del PP... ni del propio PODEMOS... y sin querer decir que sean iguales (que no lo son), quizá lo mejor para esta coyuntura es que aprendan a pactar y que se aten en corto mutuamente para que ninguno de los tres tenga demasiado poder.

Así pues, despejando la ecuación: si no quiero que los catalanes vuelvan a condicionar el gobierno en mayor medida que los demás (como "es tradición"), un tripartito C's, PSOE y PODEMOS puede que tenga sus virtudes. Al menos, la del re-equilibrio de los apoyos territoriales: si fructifica, contaría con el beneplácito de un 53% de los parlamentarios catalanes y el 58% de los parlamentarios madrileños. ¿Qué tendría de "peor"? Después de todo, PODEMOS ya le ha propuesto gobierno al PSOE y ¿acaso tan menos de derechas es el PSOE que C's? ¿Qué habría de aceptable en un acuerdo con el PSOE del artículo 135, de la gran coalición europea... que hiciera tan inaceptable buscar un acuerdo programático con C's? Pactar con el PSOE, ya era pactar con el diablo.

martes, enero 26, 2016

Quiero un gobierno de coalición. PPSOE o PSOEMOS, pero de coalición

Sí. Esto significa que por primera vez en España un ejecutivo se conformaría con personas pertenecientes o vinculadas a más de un partido político. Yo voté a PODEMOS, pero no lo hice por ideología. La izquierda y la derecha existen, claro que sí; pero ahora eso no sirve para describir la situación actual. No obstante, PODEMOS es de izquierdas. Bien. Puedo decir sin complejos que he votado a un partido de izquierdas. Si dentro de unos meses o años cambio mi "afinidad", no pasa nada, los partidos cambian a un ritmo diferente que el pensamiento de uno. Además, mi voto a PODEMOS es algo menos que un voto de confianza, es un grano de arena para que España viva políticamente otras cosas. No puedo poner la mano en el fuego asegurando que los cambios derivados de la acción directa de PODEMOS vayan a ser buenos para la sociedad, pero tras 22 años de errores del PSOE y 12 de errores del PP (muchísmos más a niveles regional y municipal), creo que nos merecemos un tiempecito en el que sean otros los que cometan los errores. En el peor de los casos, tales errores nos ayudarán a avanzar en nuestra historia como país, nos ayudarán a conocernos mejor, quizá incluso alguien sea capaz de definir una alternativa política que supere tales errores. En el mejor de los casos, de entre sus errores quizá pueda florecer un número suficiente de aciertos que mantengan una llama encendida en la gente, que les vuelva a llevar a creer en el progreso: que vuelvan a sentir en sus carnes aquello de que el trabajo te devuelve una recompensa. Que la gente honrada pueda trabajar y ser mañana un poco más feliz que hoy. Que los chapuceros y los corruptos dejen de salir impunes y, más triste aún, premiados.

Pero PODEMOS da igual. Es un posible medio, nunca un fin. Pero, en cualquier caso, el resultado que obtuvieron el 20D da para alguna que otra celebración. El mapa político actual, dentro del pequeño mundo que supone el parlamentarismo -puesto en comparación con los diferentes campos en los que el ser humano puede hacer verdaderas hazañas- da para una fiesta. Y unas cuantas reflexiones. Hay quien se muestra confuso por que no se forme gobierno. Yo digo que es una oportunidad para reflexionar. Si echamos la vista atrás, un poco, hasta la campaña electoral; descubriremos que aquella no fue sino una huida hacia adelante. Una carrera en la que cada grupo político, unos con más aciertos que otros, se empeñaron, como parece que no puede ser de otra manera, en únicamente hablar para maximizar sus resultados; sin ir al detalle e informar a votante sobre lo que pasaría inevitablemente tras las elecciones: los partidos debían ponerse de acuerdo. Casi nadie habló de ello. Yo tampoco le dediqué demasiado tiempo (aunque sí llegué a pensar en alto barajando la posibilidad de que tras las elecciones pudiera haber otras a los pocos meses, y hubo quien me acusó de futurólogo). Es igual. Ya estamos en la inevitable realidad de que los partidos no se ponen de acuerdo y ahora yo digo que no quiero elecciones. Que sería muy interesante que no las hubiera si es que es para conformar el primer gobierno de coalición. Aunque bien es verdad que en el PP y en el PSOE hay gente lo suficientemente torpe y, por tanto, capaz de encontrar en la posibilidad de unos nuevos comicios, el cortafuegos ideal para tratar de salvar sus culos de un desalojo del poder mayor en un futuro algo más lejano. Si estos ocurrieran, algo ganaríamos, al menos podríamos votar conociendo mejor la voluntad de pacto de cada uno de los partidos.

Votar siempre está bien, no obstante, todo parece indicar que unas nuevas elecciones no sacarán a los políticos de esta encrucijada. Por eso, a mi juicio, la mejor solución para España en la coyuntura actual es poder experimentar por primera vez eso del gobierno de coalición. Las razones son múltiples y voy a tratar de hacer un pequeño análisis en abstracto, sin diferenciar demasiado entre un gobierno de coalición PP-PSOE o de PSOE y PODEMOS. Observemos que en ambos casos dos de los tres grandes partidos habrían apostado por mancharse las manos en labores de gobierno, confiando, de algún modo, en su labor como gestores, el éxito a largo plazo de su partido; dejando el papel de "oposición" al partido que no está, con los riesgos que ello conllevaría. Valiente pues, por esto último. Dicho de otro modo, dejar gobernar al PSOE en solitario debe ser interpretado como una enorme cobardía: estar en la oposición es fácil, al fin y a cabo solo tienes que criticar lo que hace el gobierno y poco más. Estar en la oposición, te puede dar, sin gestionar, la oportunidad de situarte en la pole para la siguiente carrera electoral. Renunciar a estar en la oposición y ser pioneros en labrar un acuerdo para gobernar en oposición, tiene, de alguna manera (comparándolo con el resto de nuestra historia, al menos), cierto mérito. No tengo un especial interés en que gobiernen unos u otros, deseo (ya sé que en vano) que quien gobierne lo haga bien. Pero lo que no quiero es un gobierno débil atacado por ambos flancos, atacado por un buitre azul y otro buitre morado acechando los restos de una triste rosa marchita. Lo que no quiero es una legislatura que sea una campaña electoral constante en la que ni se gobierne ni se deje gobernar y ese juego de tres acabe con uno de ellos mediante un K.O. propinando muchos golpes bajos y pocas soluciones a los problemas de la gente.

Así pues, toca ponerse a trabajar. La opción A es que los dos partidos que han quedado primero y segundo se unan en un gobierno de coalición; sacando lo mejor de sí (por poco que sea) y dejándole a PODEMOS el papel de oposición, de alternativa. Si lo hacen bien, ese PODEMOS al que tanto temen, nunca llegará. Pero si no se ven capaces de sacar esto de la "gran coalición" adelante, o si no se atreven, que dejen de hacernos perder el tiempo a los españoles con politiqueos y dejen paso a la opción B que es que el segundo y el tercer partido formen gobierno: responsabilidades compartidas para PSOE y PODEMOS, dejándole todo el papel de oposición a la derecha (con un poco de suerte hasta se sanea).