martes, octubre 22, 2013

Tres maneras de buscar la confluencia electoral

Durante todo este año 2013 he vivido bastante próximo a unos cuantos movimientos sociales que buscan aunar fuerzas para transformar todo el descontento expresado en el 15M en una alternativa electoral. Se trata de un proceso fascinante en el que hay gente de ideologías muy diversas, y claro, todas esas diferencias es difícil conjugarlas. Consultas como Ahora Tú Decides parecen reflejar que un partido con el espíritu del 15M podría tener éxito. De una u otra forma, la crisis ha hecho florecer nuevos partidos más allá de nuestras fronteras: Syriza en el caso de Grecia y el Movimiento Cinco Estrellas en el caso de Italia. La cuestión es la siguiente: en caso de ser algo, ¿en España cómo será? ¿Será un partido protesta transversal? ¿Será un nuevo ente netamente de izquierdas? ¿Qué será?

Pues bien, siempre pensé que es difícil que surja una sola cosa, partiendo de la base de que creo distinguir tres grandes grupos de sensibilidades. Casi nunca se plantea una clasificación de este estilo, sin embargo, considero importante hablar abiertamente de ello. Definir la metodología de elaboración del programa es muy importante, pero más allá de las medidas concretas democráticamente determinadas en tal proceso, no se nos puede pasar por alto que el peso específico de cada una de ellas, el orden de prioridad escogido para presentarlas, es clave para que la gente se sienta o no atraída finalmente por la propuesta.

Así, creo que en un primer grupo podría ser el de todos aquellos que consideren que la crisis es esencialmente política y que debemos luchar por unirnos todos los demócratas y configurar una alternativa que otorgue al no político mucho más poder directo de decisión. Desde este planteamiento se puede considerar posible que se una gente de derechas con gente de izquierdas para cambiar el rumbo de la democracia. Pero para hacerlo posible, es necesario cargarse -o al menos aplazar- el proceso colectivo de elaboración de propuestas para otras cosas importantes como puede ser la economía... las recetas de unos y las de otros acabarían chocando, haciendo imposible esa unión.

En un segundo grupo podríamos englobar a los que consideren que la crisis es tanto política como económica y que, por tanto, lo más necesario es luchar por unirse en torno a una alternativa política que nazca de un proceso colectivo de elaboración de las propuestas, que se centren esencialmente en la economía dejando de lado el debate de otros temas más polémicos como puede ser el modelo territorial o cuestiones relacionadas con la moral o la religión. Este planteamiento podría englobar tanto a gente de izquierdas, como gente un poco más de centro. Pero entiendo que la piedra angular de esta alternativa, que podríamos decir "de centro-izquierda" -si es que estas denominaciones describen algo- debe ser también el poder de participación directa de la ciudadanía: referendos, iniciativa popular para cambiar la constitución, listas abiertas... y como segunda prioridad, casi yuxtapuesta, un consenso de mínimos en torno a ese programa económico: lucha ambiciosa contra el fraude fiscal, inversión en I+D, subir el salario mínimo interprofesional, aumentar presupuestos para educación, sanidad, prestaciones por desempleo y pensiones, etcétera.


El tercero de los grandes grupos de activistas estaría formado por aquellos que consideran que la crisis es esencialmente económica y que la prioridad número uno sea acabar haciendo "voto útil" en la izquierda, con todo lo que la marca IU ha supuesto hasta ahora. En este grupo estarían los que comulguen con el ideario de la izquierda más tradicional, o aquellos a los que no les importe tanto apoyar el resto de su programa. Entiendo que los que son de este sentir y no están trabajando ya desde dentro de IU, lo que buscan es que el partido cambie gracias a la presión que pueda hacerse desde fuera. Conseguir que IU adopte al menos algunas de las propuestas de democracia directa que se hacen desde los movimientos sociales, pero a fin de cuentas asumir que lo más importante es que IU gane peso en el arco parlamentario.


Supongo que me habrá traicionado el subconsciente y que, por mi manera de redactar era fácil averiguar que me enmarco en la segunda opción. Puedo estar equivocado, pero creo que hasta que no nos demos cuenta de que estas tres visiones existen y que debemos hacer cada uno de nosotros la reflexión de en cuál de las tres estamos, no podremos terminar de juntarnos para andar hacia un mismo lado. Tampoco creo que sea de recibo pretender cambiar a las personas, cada cual que elija su camino y cuando nos hayamos organizado en colectivos en torno a cada una de esas prioridades, seguro que después gente de los tres grupos podría votar en el mismo el sentido en muchas leyes.