
Me gusta conducir, pero no me gusta correr. Además, cuando yo empecé a conducir estaba en vigor la norma que prohibía conducir a más de 110 km/h, y por tanto, me acostumbré a no rebasar dicha velocidad. Semanas después, cuando en julio volvió a situarse el límite a 120 km/h, como yo me había acostumbrado a conducir a 110 km/h, no noté demasiado la diferencia. Pues bien, siendo consciente de que probablemente mi manera de verlo es algo particular, tal vez, si otros muchos conductores han tenido la misma sensación, estemos ante una medida eficaz.
Y la medida, consistiría pues, en alternar los periodos en los que la máxima velocidad sea 110 km/h y 120 km/h, haciendo coincidir los 120 km/h con el verano para, irnos de vacaciones ya acostumbrados.