El PP y C's por un lado y los independentistas catalanes por otro, representan los dos polos opuestos del debate territorial en España. Ambas posturas representan la ruptura de un diálogo que buena parte de la sociedad civil está pidiendo en esa materia. Claro está que a mucha gente le parece poco prioritario el debate territorial -por ejemplo a mí- y que mucha gente no cree en el diálogo como vía para lograr una mejor cohesión territorial. Digo más: en cuanto se constatara como posible y útil ese diálogo, mucha más gente apoyaría esta vía.
El caso es que sí que hay partidos, y entre ellos dos de los mayoritarios como son PSOE y PODEMOS, que participan en ese diálogo, aunque a día de hoy, tristemente, ambos partidos siguen manteniendo dialécticas ambiguas. Electoralismo puro y duro. El PSOE se mueve en el espacio de oponerse (obviamente) el referéndum de autodeterminación al mismo tiempo que no concreta cuál es la solución que plantea para Cataluña. Así, pone de relieve la bandera de la unidad de España y se posiciona "contra" PODEMOS, atrapando votos de un inútil Ciudadanos para unas posibles elecciones en primavera. Mientras, PODEMOS se mueve en el espacio de afirmar que "España es plurinacional y la unidad de España se garantiza mediante mecanismos democráticos". Ahí cabe el referéndum de autodeterminación, es verdad pero en realidad no concreta si ésta será la solución que acaben proponiendo al respecto. No importa. Su objetivo ahora es mantener abierta una vía a través de la cual ilusionar a mucha gente que antes votó independentista y ganar, quizá, aún más votos en esos caladeros.
La centralidad en esta cuestión creo que está próxima a la postura de Miquel Iceta. Ésta resume bastante bien lo que yo entiendo que sería el punto de encuentro entre PODEMOS y PSOE. Iceta se opone a un referéndum de autodeterminación pero defiende un referéndum para toda España en el que se ratifiquen cambios en la constitución que, entiendo, estén redactados de manera que puedan contentar a una amplia mayoria de españoles en general y catalanes en particular. Ignoro si se trata de un consenso dentro del PSOE (no lo parece), pero Iceta es el único que habla con tal claridad
Suena bien, pero hay un problema: PSOE + PODEMOS no suman. Y aunque añadiéramos PNV, CC y IU (a los cuales les otorgo la etiqueta de "transigentes" con esta cuestión) obtendríamos 169 diputados, que no es que no sume para proponer una reforma constitucional en el sentido que he acabo de señalar, es que ni siquiera suma mayoría absoluta.
Sabiendo ésto, y asumiendo papeles coprotagónicos en el teatro de la ingobernabilidad, tanto PSOE como PODEMOS parecen haber decidido atrincherarse en la ambigüedad a la que me he referido antes con fines electoralistas. PODEMOS para consolidarse como la fuerza de la "plurinacionalidad", el PSOE para recuperar protagonismo como fuerza de la "centralidad", lo cual, no sé cuántos votos puede hacerle perder por la izquierda que no haya perdido ya, pero puede hacerle recuperar votos del centro (ahora en Ciudadanos). De esta manera, tanto PODEMOS como PSOE están actuando como si el escenario de nuevas elecciones fuera el escenario al que se quieren enfrentar. PODEMOS porque le conviene electoralmente y el PSOE porque la imagen de lío interno que proyecta hacia fuera parece reflejar que no son capaces de elaborar una estrategia mejor que huir hacia adelante, hacia nuevas elecciones. Quizá a ambos les pudiera salir medio bien y con nuevas elecciones PODEMOS + PSOE sumaran o se acercaran mucho a los 176 (no entro a especular sobre si el sorpasso sería o no real).
Este análisis, sin embargo, deja muchos cabos sueltos. Por un lado, quiero distinguir la imagen que da el PSOE de lo que las presiones, quizá, le acaben forzando a hacer. Mantengo que lo que más le conviene al PSOE (que no a España) es dejar gobernar al PP haciéndole una oposición muy dura, para retirarle el apoyo forzando una moción de censura o adelanto electoral cuando al PSOE le convenga. El PSOE, con los resultados actuales, tiene el poder de controlar los tiempos durante cuatro años si así lo quisiera, protagonizando así portadas de periódicos casi a diario. Por otro lado, aunque en los primeros compases de este tiempo post-electoral el debate se ha centrado en lo territorial, quizá el viento empiece a soplar fuerte desde otras cuestiones como los derechos sociales, la seguridad, la macroeconomía y un largo etcétera. Si eso ocurriera, las claves del debate político pueden cambiar lo suficiente como para que convertir este análisis en irrelevante.
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