Vuestra intención es buena. Y vuestros objetivos, en lo esencial, compartidos conmigo. Si todo el mundo tuviera nuestro espíritu, no me cabe duda de que la sociedad iría mucho mejor.
Todo el mundo cree en la libertad, claro que sí, pero cada cual tiene un concepto distinto de ésta. Y eso de hacer guerra dialéctica con dicho concepto y avalar cada postura desde diferentes bases morales, todas ellas legítimas, es un ejercicio muy común en el ser humano.
Bien. Creo compartir con vosotros un concepto similar de libertad. Sin embargo, soy escéptico respecto a las revoluciones. Del tipo que sean. Una revolución acompaña y puede encumbrar a una idea. Sin duda. Pero ésta nunca será tan perfecta, ni tan global para justificar una revolución.
Puede que al ojear los libros de historia de nuestra sociedad, veamos que en tiempos de analfabetismo, hambruna, esclavitud, epidemias y demás calamidades; la revolución pudo ser una buena solución para hundir determinados elementos que amputaban la libertad de la gente.
A sabiendas de que aún nos queda mucho camino por recorrer, en nuestro país y aún más en otros países, creo que debemos andar, partiendo de la ruta ya marcada. Dicho de otra manera: la transición democrática en España, bastante pacífica, es encauzó bien.
Llevan años haciéndonos creer que terminó (cada historiador le pone una fecha distinta) y que tenemos que conformarnos con lo que nos dan: un bipartidismo destructivo dentro de una pseudopartitocracia. Pero no cuela. No nos podemos conformar con eso. Ni tampoco con la dictadura del capital.
Centrémonos. El mundo vive la cultura del "prefiero". La vida en sociedad es así: el mundo que queremos no existe. Pero puede mejorar. Y creo, pues, que nuestro objetivo es darle al mundo una opción sensata... y la tarea de reunir a todos los descontentos en torno a una idea es, en la práctica, imposible.
Desde mi punto de vista, nos queda una esperanza. Tenemos un arma que sería muy poderosa en caso de ser utilizada con eficacia: lograr el objetivo de que los votos en blanco valgan tanto como los que van dirigidos a una candidatura.
Volvamos a atrás. Con lo de la revolución me estaba refiriendo al hecho de que pedís la abstención. Y aunque reitero que la intención es buena, lamentablemente, a los partidos políticos les importa muy poco el hecho de que se acuda a votar o no Su objetivo es sacar más escaños que el adversario.
Diré más. Expertos en sociología sostienen que la abstención significa que la gente no acude a las urnas, porque ya no necesitan nada de los políticos, debido al nivel de vida alcanzado y a su tranquilidad viviendo al margen de la política. Pero nosotros necesitamos de la política. Necesitamos que no esté corrompida, que solucione los verdaderos problemas, que resida en el pueblo.
¿Qué más le de a un partido político que haya un 78% de participación, que un 22%? Lo importante para ellos es la diferencia. Y para nosotros debería ser que no nos confundan con la indiferencia.
Así pues, apoyo a "ciudadanos en blanco", tanto en el fondo como en la forma. Es un partido sin inclinación política alguna. Simplemente inconformista. No es de derechas, ni de izquierdas. No tiene más programa que el de pretender dar voz (con el silencio, ya que no hay nada más ensordecedor) a los que no queremos dar el voto a los que juegan con él. Y deberíamos unirnos para lograr listas electorales para las generales.
Las acampadas y las manifestaciones y demás expresiones, sí, son muy vistosas, pero la información que se da de ellas, en muchas ocasiones se manipula hasta llegar a ser una baza para el adversario. Increíble, pero cierto y sabido por todos.
Debemos ser inteligentes y utilizar sus armas: los votos. Si la ley d'Hont y sus correcciones dicen que el voto que debe ejercerse para que valga para algo es el voto útil. Sigamos por ese camino. Apoyemos al partido de los incorformistas. Todos a la vez. Si conseguimos eso, ya habrá tiempo para luchar contra la discriminación que sufren los partidos pequeños.
Un asiento vacío no se puede manipular, no se debe politizar. Es una lucha legítima contra el partidismo, a favor de la democracia, porque supondría un buen tirón de orejas para los que manejan el cortarro.
Puede que al ojear los libros de historia de nuestra sociedad, veamos que en tiempos de analfabetismo, hambruna, esclavitud, epidemias y demás calamidades; la revolución pudo ser una buena solución para hundir determinados elementos que amputaban la libertad de la gente.
A sabiendas de que aún nos queda mucho camino por recorrer, en nuestro país y aún más en otros países, creo que debemos andar, partiendo de la ruta ya marcada. Dicho de otra manera: la transición democrática en España, bastante pacífica, es encauzó bien.
Llevan años haciéndonos creer que terminó (cada historiador le pone una fecha distinta) y que tenemos que conformarnos con lo que nos dan: un bipartidismo destructivo dentro de una pseudopartitocracia. Pero no cuela. No nos podemos conformar con eso. Ni tampoco con la dictadura del capital.
Centrémonos. El mundo vive la cultura del "prefiero". La vida en sociedad es así: el mundo que queremos no existe. Pero puede mejorar. Y creo, pues, que nuestro objetivo es darle al mundo una opción sensata... y la tarea de reunir a todos los descontentos en torno a una idea es, en la práctica, imposible.
Desde mi punto de vista, nos queda una esperanza. Tenemos un arma que sería muy poderosa en caso de ser utilizada con eficacia: lograr el objetivo de que los votos en blanco valgan tanto como los que van dirigidos a una candidatura.
Volvamos a atrás. Con lo de la revolución me estaba refiriendo al hecho de que pedís la abstención. Y aunque reitero que la intención es buena, lamentablemente, a los partidos políticos les importa muy poco el hecho de que se acuda a votar o no Su objetivo es sacar más escaños que el adversario.
Diré más. Expertos en sociología sostienen que la abstención significa que la gente no acude a las urnas, porque ya no necesitan nada de los políticos, debido al nivel de vida alcanzado y a su tranquilidad viviendo al margen de la política. Pero nosotros necesitamos de la política. Necesitamos que no esté corrompida, que solucione los verdaderos problemas, que resida en el pueblo.
¿Qué más le de a un partido político que haya un 78% de participación, que un 22%? Lo importante para ellos es la diferencia. Y para nosotros debería ser que no nos confundan con la indiferencia.
Así pues, apoyo a "ciudadanos en blanco", tanto en el fondo como en la forma. Es un partido sin inclinación política alguna. Simplemente inconformista. No es de derechas, ni de izquierdas. No tiene más programa que el de pretender dar voz (con el silencio, ya que no hay nada más ensordecedor) a los que no queremos dar el voto a los que juegan con él. Y deberíamos unirnos para lograr listas electorales para las generales.
Las acampadas y las manifestaciones y demás expresiones, sí, son muy vistosas, pero la información que se da de ellas, en muchas ocasiones se manipula hasta llegar a ser una baza para el adversario. Increíble, pero cierto y sabido por todos.
Debemos ser inteligentes y utilizar sus armas: los votos. Si la ley d'Hont y sus correcciones dicen que el voto que debe ejercerse para que valga para algo es el voto útil. Sigamos por ese camino. Apoyemos al partido de los incorformistas. Todos a la vez. Si conseguimos eso, ya habrá tiempo para luchar contra la discriminación que sufren los partidos pequeños.
Un asiento vacío no se puede manipular, no se debe politizar. Es una lucha legítima contra el partidismo, a favor de la democracia, porque supondría un buen tirón de orejas para los que manejan el cortarro.
3 comentarios:
Lo del valor de los votos en blanco como escaños es buena idea, y como no es así, pues efectivamente, quien quiera protestar debería votar a ciudadanos en blanco. Ni abstenerse, ni votar nulo, ni en blanco, no.
Habría que votar a Ciudadanos en blanco.
Ahora bien, el Sr. Alonso parte de una base que yo considero falaz: que todos los políticos son iguales, o yendo un poco más allá, que todas las ideologías son iguales o todas son buenas (si son bien aplicadas) o todos los políticos van a su propio interés... en fin.
Yo creo que antes de hacer tuyo un voto de protesta habría que documentarse cual es la ideología de las siglas que tenemos posibilidad de votar, y lo mismo nos llevábamos una sorpresa.
¿Sorpresa? Todos los partidos políticos son iguales en que todos buscan la libertad y que ninguno gira en torno a una sola ideología, sino más bien a un conjunto de ellas. Por tanto, aunque una de ellas fuera perfecta, en el ideario del partido habrá otras con las que se puede estar en desacuerdo, lo que podría conllevar que se deje de votar a ese partido.
Esto no quiere decir que se tenga que votar al oponente directo, pues para mí votar en contra es un error.
Hago mío el voto de protesta porque la validez del voto en blanco no es un fin, sino un medio contra la ley d'Hont y el concepto de voto útil.
Tal y como están las cosas con la oposición no creo que sea buena idea plantear una reforma del sistema de recuento. Puede ser peligroso.
Recomiendo el libro "Ensayo sobre la Lucidez", de Saramago. Da mucho que pensar...
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