Hoy voy a hablar de música. La cuestión es que me apetecía expresar mi visión al respecto de lo que creo que debe ser la música o, mejor dicho, la importancia que le doy en mi vida a la misma, lo que me aporta con su influencia y el enfoque que me gustaría dar a una hipotética carrera musical que, obviamente, no sería más que una parte muy importante de mi ocio. Que, por otro lado, no es poco.
Para empezar, creo que la música no es una forma de vida, si bien escucharla y por supuesto componerla son dos de las cosas que más hacen que me sienta vivo.
La música es un fin en sí mismo y no creo oportuno utilizarla para ganar ninguna competición, ni debe ser ubicada en el centro de la vida hasta el punto de que se convierta, al mismo tiempo en una cárcel y en un cómodo lugar para el descanso y la satisfacción personal.
Creo que la música debe ser ese lugar ideal en el que nunca se te echa de menos y, sin embargo siempre seas bienvenido. Un rincón personal desde el cual no pretendes agradar a nadie desde la obra y, sin embargo lo consigues, simplemente expresando aquello que se quiere transmitir con franqueza y sinceridad.
La música debe ser pura, coherente con el momento personal de quién la compone, sin dejarse llevar por estilos predefinidos ni movimientos sociales; pero, a la vez teniendo presente si se considera oportuno a aquellos que te influencian.
A veces se alega el miedo al plagio como excusa para echarse para atrás y terminar por no ser creativo. Realmente creo que los únicos que han de temer al plagio son aquellos que conciben la música, a priori, como un producto que vender, como algo que se hace para ganar reconocimiento social o dinero o, en caso de ya tenerlo: mantenerlo.
La música hay que consumirla y fabricarla sin parase a pensar en fechas, sin prejuicios y sin marcarse ningún otro objetivo de disfrutar de aquello que se está haciendo.
A su vez, creo que para que se consiga fructificar un poco de ilusión en una ilusión constante que llegue incluso a conferirte cierta felicidad de por vida, es necesario tomárselo con mucha calma y lograr aprender de manera natural que ser una persona disciplinada en cualquier cosa la que te dediques, es lo que al final te va a dar la satisfacción que todo el mundo busca.
Creo que tratar de conocer a un músico a base de escuchar o leer entrevistas no es el mejor camino para conseguirlo. El espíritu del periodista, como es natural, está en tratar de conseguir desgajar los proyectos y los sentimientos del artista con preguntas concretas y, si no está pactada la entrevista, claro, que al que está al otro lado pillan de improviso.
Aunque se diga que lo más importante de un artista es su obra y no su persona, yo creo que en realidad todo va unido y, por tanto, si pretendo hacerme una ligera idea de qué tiene en la cabeza el artista, lo lógico, y lo único que puedo hacer es analizar su obra, sus letras, y olvidarme de las conclusiones que pueda sacar de analizar las primeras impresiones que me inspire su carácter o cu forma de vida.
Todo esto es realmente importante solo a la hora de darle la vuelta a lo que acabo de decir: a veces se desecha escuchar ciertas músicas alegando el prejuicio de que el autor es un drogadicto, que es un pijo, que es un soberbio, o tonterías por el estilo. Creo que es un error. Hay que intentar escuchar de todo.
Cambiando un poco el tono del discurso, lo que voy a hacer ahora es tratar de describir brevemente, con una sola palabra y sin hacer crítica alguna a los grupos que, de un modo o de otro, me gustan o simplemente considero que han aportado algo original al panorama musical. Rosendo: auténtico. M clan: clásicos. Revólver: coherente. Héroes del silencio: enérgicos. 091: ochenteros. Bob Dylan: sereno. Mägo de Oz: intérpretes. Quique González: sentimental. Nacho Vegas: superviviente. José Ignacio Lapido: sublime. Los secretos: sinceros. Acdc: eternos. Más birras: cercanos. Joan Manuel Serrat: trovador.
Para empezar, creo que la música no es una forma de vida, si bien escucharla y por supuesto componerla son dos de las cosas que más hacen que me sienta vivo.
La música es un fin en sí mismo y no creo oportuno utilizarla para ganar ninguna competición, ni debe ser ubicada en el centro de la vida hasta el punto de que se convierta, al mismo tiempo en una cárcel y en un cómodo lugar para el descanso y la satisfacción personal.
Creo que la música debe ser ese lugar ideal en el que nunca se te echa de menos y, sin embargo siempre seas bienvenido. Un rincón personal desde el cual no pretendes agradar a nadie desde la obra y, sin embargo lo consigues, simplemente expresando aquello que se quiere transmitir con franqueza y sinceridad.
La música debe ser pura, coherente con el momento personal de quién la compone, sin dejarse llevar por estilos predefinidos ni movimientos sociales; pero, a la vez teniendo presente si se considera oportuno a aquellos que te influencian.
A veces se alega el miedo al plagio como excusa para echarse para atrás y terminar por no ser creativo. Realmente creo que los únicos que han de temer al plagio son aquellos que conciben la música, a priori, como un producto que vender, como algo que se hace para ganar reconocimiento social o dinero o, en caso de ya tenerlo: mantenerlo.
La música hay que consumirla y fabricarla sin parase a pensar en fechas, sin prejuicios y sin marcarse ningún otro objetivo de disfrutar de aquello que se está haciendo.
A su vez, creo que para que se consiga fructificar un poco de ilusión en una ilusión constante que llegue incluso a conferirte cierta felicidad de por vida, es necesario tomárselo con mucha calma y lograr aprender de manera natural que ser una persona disciplinada en cualquier cosa la que te dediques, es lo que al final te va a dar la satisfacción que todo el mundo busca.
Creo que tratar de conocer a un músico a base de escuchar o leer entrevistas no es el mejor camino para conseguirlo. El espíritu del periodista, como es natural, está en tratar de conseguir desgajar los proyectos y los sentimientos del artista con preguntas concretas y, si no está pactada la entrevista, claro, que al que está al otro lado pillan de improviso.
Aunque se diga que lo más importante de un artista es su obra y no su persona, yo creo que en realidad todo va unido y, por tanto, si pretendo hacerme una ligera idea de qué tiene en la cabeza el artista, lo lógico, y lo único que puedo hacer es analizar su obra, sus letras, y olvidarme de las conclusiones que pueda sacar de analizar las primeras impresiones que me inspire su carácter o cu forma de vida.
Todo esto es realmente importante solo a la hora de darle la vuelta a lo que acabo de decir: a veces se desecha escuchar ciertas músicas alegando el prejuicio de que el autor es un drogadicto, que es un pijo, que es un soberbio, o tonterías por el estilo. Creo que es un error. Hay que intentar escuchar de todo.
Cambiando un poco el tono del discurso, lo que voy a hacer ahora es tratar de describir brevemente, con una sola palabra y sin hacer crítica alguna a los grupos que, de un modo o de otro, me gustan o simplemente considero que han aportado algo original al panorama musical. Rosendo: auténtico. M clan: clásicos. Revólver: coherente. Héroes del silencio: enérgicos. 091: ochenteros. Bob Dylan: sereno. Mägo de Oz: intérpretes. Quique González: sentimental. Nacho Vegas: superviviente. José Ignacio Lapido: sublime. Los secretos: sinceros. Acdc: eternos. Más birras: cercanos. Joan Manuel Serrat: trovador.
2 comentarios:
Martín!!!! DESPIERTA!!!
Te he cargado con un "meme". Visita mi blog pa saber lo ke tienes ke hacer.
LA CULPA NO HA SIDO MIA!
PD. Tenemos ke kedar para ir a la cerveceria de Bilbao.... umm... cervezaaaaaa
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