Me imagino a Pablo Iglesias asiéndose a esas barandillas, haciendo buenos equilibrismos para no caerse durante los dos últimos años. Y ahora, tras las elecciones, aparecen los movimientos tectónicos y la grieta en medio del camino. De momento hay niebla y no se sabe muy bien cuán grande es la grieta y si su integridad corre o no peligro al continuar agarrado a ambas barandillas.
A un lado hay un gobierno de coalición en el que habría de mancharse y pactar hasta casi con el diablo, al otro está la labor de oposición al gobierno que surja de entre los otros partidos. La propuesta que está sobre la mesa -gobierno de coalición con PSOE y UP, con apoyo externo de PNV y ERC- no está ni a un lado de la grieta ni al otro. Ni come ni deja comer, ni intenta el gobierno de coalición más verosímil y estable si hay voluntad política -que es el que incluiría a PSOE y a C's- ni permite, con su abstención, gobernar al PSOE en solitario y luchar entonces por la hegemonía en la oposición. Pero ni una cosa ni la otra.
Os diré lo que pasa. De momento, PODEMOS está jugando a esconder el tablero de ajedrez, a zarandearlo para despistar a su contrincante, a hacer rotar la silla de este para ver si así se despista y comete errores fatales. No me extraña. La torpeza demostrada por nuestros viejos políticos puede dar a PODEMOS aún alguna que otra victoria por, como digo, error ajeno. Pueden ganar tiempo y dar golpes de efecto en ruedas de prensa. Sí. Pero los de "la casta" aprenderán a contrarrestar sus golpes, terminarán moviendo ficha, y PODEMOS tendrá que responder, por fin, con otro movimiento.
En cambio, seguir siendo el perro del hortelano, no elegir una de las dos barandillas: supone abrir la grieta bajo sus pies. O lo que es lo mismo, no haber sabido tomar a tiempo una decisión mejor que unas nuevas elecciones. Con el contexto actual, y con un Pedro Sánchez que está ganándose cierto liderazgo, que está teatralizando bien eso de mirar a derecha y a izquierda -sí, ahora mismo Pedro Sánchez está jugando el papel de líder transversal-, PODEMOS sería señalado como, al menos, corresponsable de que haya unas nuevas elecciones en España. Si eso ocurriera, ya tendré tiempo de analizar el nuevo contexto y valorar si les vuelvo a votar o no -soy de los que les gusta votar y creer que sirve par algo. Dependerá también de si el mapa de opciones nuevas se vuelve abrir, de cuál será el enemigo político a vencer y la forma más útil de luchar contra él mediante el voto, y etcétera. Pero ahora ese no es el tema.
Me parece bien que PODEMOS quiera entrar en el gobierno -lo celebraría si lo consiguiera- pero no me gusta que interpreten los resultados electorales únicamente en su propio beneficio de manera tan descarada. A mí me hubiera gustado que PSOE+PODEMOS hubieran logrado los 176 diputados, incluso que PODEMOS hubiera logrado el sorpasso. Simplemente, los números no dan, y PODEMOS está haciendo valer las prioridades electorales de las regiones en las que tiene confluencias, tratando así de eludir fisuras en tales acuerdos. Siendo así, propone mirar a Cataluña y pretender que sean los independentistas los que apuntalen un "frágil" gobierno "de progreso".
Mientras, PODEMOS parece querer ignorar que en el resto de España existe una mayoría en escaños del centro-derecha: 151 escaños de 303 supondrían una mayoría absoluta de PP y C's en "España menos Cataluña". Lo que propone PODEMOS, supondría que el peso de Cataluña en la investidura volvería a ser mucho mayor que el del resto de España -como ha pasado casi siempre en los últimos 30 años, salvo en la última legislatura. A PODEMOS se le llenaría la boca con que ese gobierno sería "plurinacional", pero pasaría lo de siempre: el resto de España volvería a estar infrarrepresentado en esa decisión de investidura.
Haciendo cuentas, sólo hay una posibilidad "plurinacional", es decir, que cuente con un apoyo amplio y equilibrado en las "dos supuestas naciones", tanto fuera como dentro de Cataluña; demos por bueno pues que "la clave catalana" ha de ser "la clave".
- Un acuerdo de investidura de PP, C's y PSOE contaría con un apoyo de un 77,6% de los escaños de fuera de Cataluña (235 de 303), y con un 38,3% de los escaños dentro de Cataluña (18 de 47). Ciertamente, los lumbreras que buscan esto parece que desean que Cataluña se aleje de España.
- Si en el acuerdo participaran PODEMOS, PSOE, UP, ERC y PNV, esto supondría un 48,5% (147 de 303) de los escaños de fuera de Cataluña, y un 61,7% de los escaños catalanes (29 de 47).
- En cambio, un acuerdo con PODEMOS, PSOE y C's equivaldría al 57,4% de los parlamentarios no catalanes (174 de 303) y el 53,2% de los catalanes (25 de 47).
Siendo consciente de la dificultad de este acuerdo, lo que yo le pido a PODEMOS es que juegue sus cartas con el PSOE, que exija ministerios -como no puede ser de otra manera- pero que negocie también con C's. Lo importante es que la gente, la sociedad catalana y la del resto de España, vea en la mano tendida de Pablo Iglesias a Albert Rivera, soluciones razonables para la cohesión entre Cataluña y el resto de España a las que C's no pudiera negarse. Y si se niega, si C's sigue obstinado en no ir con PODEMOS ni a la vuelta de la esquina, entonces C's sería el que, ahora sí, quedaría retratado como el "responsable" de llevar al país a nuevas elecciones. Considero que éste sería el órdago bueno, el órdago transversal y plurinacional. Sería, desde luego, una iniciativa valiente, pues se le daría a C's la oportunidad de mancharse las manos también y empezar a demostrar cosas desde la gestión; y a PP y a IU se les dejaría los papeles de oposición. Eso es, oposición a la derecha, pero también a la izquierda. Sin miedo.
Y si PODEMOS no se atreve, entonces que mueva otra ficha, ya sea la de abstenerse en una investidura de Pedro Sánchez y currárselo a largo plazo desde la oposición durante los cuatro años de legislatura, o que declare abiertamente que desea elecciones. Y que sea la gente la que juzgue.