Allá por la primera legislatura de Rodríguez Zapatero, cuando la política antiterrorista se utilizaba como arma arrojadiza, cuando a pesar de que la economía parecía ir bien, otras voces... "transversales" empezaron a tener su espacio. UPyD. Lejos de aglutinar a todos esos cien mil y pico votantes (que en 2011 llegaron a ser más de un millón) en torno a un programa de máximos, para un nutrido número de esas personas, sólo alguno de sus símbolos era clave para llevarles a acabar votándoles. La novedad. La idea de romper la dinámica bipartidista desde lo transversal. La posibilidad de compensar desde otras posiciones la eterna influencia de los partidos nacionalistas catalanes y vascos en el gobierno central. El cambio de la ley electoral.
UPyD cayó en la arrogancia de creer que una eterna Rosa Díez podría "seguir representando" la novedad, de repetirse "la transversalidad soy yo" (y el 15M son unos cafres) y creer que la gente que les había votado lo había hecho por coincidencia casi absoluta con su programa político original. Que no debían evolucionar al ritmo de los acontecimientos, sino permanecer inmóviles. Sumidos en una decadencia más injusta de la merecida, pues es de reconocer su gran labor contra la corrupción, ya sabemos cómo terminaron. Y el heredero de su espíritu, que considero que es más PODEMOS que C's, pues éstos últimos ya no representan en ningún caso el cambio sino que son una suerte de celestina entre los partidos del turnismo -y revitaminados mediáticamente en 2015 para contrarrestar a PODEMOS- sí parece tener algo que decir para plantar cara a los retos actuales, como la crisis de empleo, la crisis humanitaria, etc. Sin embargo, "olvidan" algunos de esos símbolos transversales de UPyD, que aún resisten en las cabezas de los ahora votantes de PODEMOS. Entiendo que electoralmente PODEMOS necesite centrar sus prioridades en mediar en todas esas cosas de nacionalistas, pero ¿cuándo las regiones no nacionalistas serán también prioridad?
Por dar un dato, en los últimos treinta años, el porcentaje de diputados catalanes que han votado a favor de la investidura del presidente ha sido siempre mayor que el porcentaje de diputados madrileños -salvo en la legislatura de Rajoy. Quiero ser claro: si he votado a PODEMOS no es para que ahora, de nuevo, se transija con las prerrogativas de los nacionalistas (ahora independentistas), se busque una investidura que habría de contar con el 62% de los votos afirmativos catalanes -o quizá alguna otra combinación con abstenciones, unas cuantas más- y sólo un 44% de los escaños madrileños.
Insisto. La práctica totalidad de los presidentes del gobierno de España han sido investidos con mayor beneplácito catalán que madrileño. De alguna manera, los catalanes han contribuído más que los madrileños en mantener este turnismo podrido. Obsérvese que si CiU, ERC y PNV hubieran renunciado a ser bisagras, PP y PSOE se hubieran visto obligados a coaligarse en algún momento, desalojando a izquierda o derecha algún importante espacio político en la oposición, ¿Anguita? Bueno, sabido esto, ¿puede saberse entonces qué es eso de la plurinacionalidad? ¿Ha de significar que Madrid, Castilla, Nocataluña, o la nación española en la que quiera que Carabanchel se encuentre, va a tener más voz propia en el Congreso? En esta, mi "nación", no me parece que exista una inquina especial contra los catalanes. No existe un nacionalismo español mayoritario con vocación de contrarrestar el "procés" como prioridad, pero sí que existe cierto hartazgo de que los catalanes hayan apuntalado durante tanto tiempo el sistema turnista español, aportando (casi) siempre a cada una de las investiduras a Presidente del Gobierno más votos que otras CC.AA.
Ignoro si para el stablishment catalán la independencia es un objetivo real (yo creo que no), pero, desde luego, la posición de bisagra eterna les ha dado a lo largo de los últimos treinta años una posición negociadora ventajosa con respecto a otras regiones. Ahora que ya hay más pluralidad fuera de Cataluña me parece una falta de consideración hacia los nocatalanes que la "plurinacionalidad de PODEMOS" sea de nuevo, más Cataluña.
No me gusta el nacionalismo y pienso que todo lo territorial debería quedarse en segundo plano; por eso me parece mal que PODEMOS busque a ERC para facilitar la investidura. Con los números que nos ofrecen los resultados electorales, en mi opinión, no hay gobierno bueno posible. Si no hay elecciones, parece que el PSOE estará en el gobierno o influirá mucho; en tal caso, me parece bien que PODEMOS entre en el gobierno: no podemos fiarnos del PSOE. Tampoco podemos fiarnos de C's, ni del PP... ni del propio PODEMOS... y sin querer decir que sean iguales (que no lo son), quizá lo mejor para esta coyuntura es que aprendan a pactar y que se aten en corto mutuamente para que ninguno de los tres tenga demasiado poder.
Así pues, despejando la ecuación: si no quiero que los catalanes vuelvan a condicionar el gobierno en mayor medida que los demás (como "es tradición"), un tripartito C's, PSOE y PODEMOS puede que tenga sus virtudes. Al menos, la del re-equilibrio de los apoyos territoriales: si fructifica, contaría con el beneplácito de un 53% de los parlamentarios catalanes y el 58% de los parlamentarios madrileños. ¿Qué tendría de "peor"? Después de todo, PODEMOS ya le ha propuesto gobierno al PSOE y ¿acaso tan menos de derechas es el PSOE que C's? ¿Qué habría de aceptable en un acuerdo con el PSOE del artículo 135, de la gran coalición europea... que hiciera tan inaceptable buscar un acuerdo programático con C's? Pactar con el PSOE, ya era pactar con el diablo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario