Los primeros análisis en caliente de los resultados del 26J arrojaban una serie de sumas precipitadas que, bien repasadas, dejaban al descubierto algunas incompatibilidades. Probablemente la más grande de ellas sea la que existe de C's hacia el PNV. Sumando Coalición Canaria (CC), PP, C's y PNV, los resultados se acercaban sensiblemente a los 176, a falta de un solo diputado. Empezó a especularse entonces con la abstención del diputado de Nueva Canarias (que acudió a las urnas en coalición con el PSOE), pero no tardó en señalar Ciudadanos que ellos habían venido a la política nacional para facilitar un pacto entre PP y PSOE, que ellos no iban a participar en una investidura en la que se haya negociado con los nacionalistas pero se haya dejado fuera al PSOE. Que también es verdad que en C's mienten más que hablan, pero démoslo por bueno.
Partiendo pues de la "hipótesis C's" y siendo cierto eso de que al PP no le haría falta la formación naranja si el PSOE entero se abstiene; salvo que Pedro Sánchez haga un giro de guión a lo 135, es decir, con agostidad y sentido de la urgencia, no parece que vayan a cambiar mucho las cosas a corto plazo. Al fin y al cabo, esos que insinúan algo ahora (Vara, Díaz, González) son los mismos que ya insinuaban antes incluso del 20D.
Pedro Sánchez está ahí porque dentro de la carrera, más o menos igualada, que tuvo contra Madina en julio de 2014, tuvo el imprescindible empujuncito de los medios de derechas que tomaron partido claramente por el madrileño. Lo digo para que no se nos olvide. Pedro Sánchez, verdadero artífice del 26J, provocó que la derecha aumentara 278.000 votos y la izquierda perdiera 1.210.000 desde el 20D. No sé hasta qué punto es calculable una maniobra así, pero salta a la vista que estas elecciones favorecen los intereses de quienes pusieron ahí a Pedro Sánchez. El postureo de querer situarse como la alternativa al PP, repetir que son de izquierdas hasta la saciedad, es eso, postureo.
Pero bueno, hay otra cuestión también innegable: Pedro Sánchez ha sido el primero que ha planteado en el PSOE una consulta a las bases con respecto a los pactos. La pregunta, en torno a C's, no era la más clara del mundo, pero, a mi juicio, sí resumía bastante bien las intenciones que llevaba expresando desde hacía algunas semanas el partido. El hueco que dejaba a la incertidumbre, debía sobreentenderse que era un margen que se le otorgaba a Sánchez para maniobrar (seamos claros, las preguntas que planteó PODEMOS a sus inscritos no fueron, en esencia, mucho mejores). El resultado de aquella consulta fue, sirviéndome de los eufemismos que ofrece su autoubicación "centro-izquierda", que el PSOE es un 79% de centro y un 21% de izquierdas. Con estos mimbres, ¿podemos estar tan seguros de que si el PSOE plantea una consulta para decidir si abstenerse o no, saldrá que no? Al fin y al cabo, recordemos que el PP también se autoubica en algún lugar del "centro".
Si juntamos la ocurrencia de Vara de que "haya una abstención mínima y suficiente para dejar gobernar al PP" con el afán irreprochable de Sánchez de democratizar estas cuestiones contando con los militantes, podemos llegar a una idea novedosa que, además, haría cobrar sentido a las circunscripciones y pueda salvar el culo de Pedro Sánchez: contar los resultados de la consulta federación por federación.
PP, CC y C's suman 170 escaños, quedarían 6 para la mayoría absoluta. En virtud de los resultados de la consulta del pacto con C's, las tres federaciones "socialistas" más de derechas fueron la vasca, la murciana y la riojana, en este orden. En los tres casos, el apoyo al pacto fue de más de un 88,9% (ver resultados). Por otra parte, el PSE-EE logró 3 diputados en Euskadi, mientras que los resultados del partido en Murcia y La Rioja fueron 2 y 1 diputados, respectivamente. Voilà, con que únicamente las tres federaciones socialistas más "de derechas" aprobaran una abstención al PP, entuerto resuelto.
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