UPyD fue un soplo de aire fresco que atrajo a mucha gente cansada de PPSOE, con ganas de que se cambiara la ley electoral, pero desorientada ideológicamente. La crisis se recrudeció y UPyD permaneció impasible. Surgió el 15M y UPyD permaneció impasible. Poco después, no solo no se adaptó a los nuevos "símbolos" sino que los despreció. Rozando el 15% en las encuestas a principios de 2013, despreciaron a otros actores políticos, como la PAH (la cual gozó de gran popularidad entre la gente, según las encuestas) queriendo monopolizar la lucha antidesahucios desde, únicamente lo institucional.
Resumiendo, UPyD no respetó, y no solo no supo aprovechar el tirón del 15M, sino que incluso se enfrentó a él. Poco a poco cundió la desafección y la grieta que dejó abierta UPyD fue la que aprovechó PODEMOS para volver a tratar de representar a la misma gente que he citado al principio. Sin esa grieta, PODEMOS no existiría (o no tal y como lo conocemos).
Pero algo sustancial diferencia a los nacimientos de PODEMOS y de UPyD: PODEMOS nació después de que ocurriera el 15M y han sabido aprovechar su estela en lo comunicativo, en lo dialéctico. La "pega" es que PODEMOS es de izquierdas, y que UPyD no nació para competir contra una izquierda nueva, sino contra un bipartidismo viejo. Con una figura amortizadísima como Rosa Díez, que no supo dimitir a tiempo, en el mapa que se abría tras las europeas de 2014, donde PODEMOS arrebató el protagonismo a un UPyD ya moribundo (que terminó de morir cuando Martín de la Herrán volvió a quedarse fuera del Parlamento de Andalucía); ya solo quedaba un espacio político posible en el que crecer: el "antiPODEMismo". Y para eso, todos miraron hacia C's, hacia un Albert Rivera mucho más simpático y joven (y también mucho más vacío). Así pues, Albert RIvera era útil aunque representara a la derecha (o precisamente por esto), al miedo a PODEMOS, al componente conservador del nuevo dipolo partidista.
Quizá si UPyD sigue donde está, algún día las aguas vuelvan al lugar recóndito donde UPyD tiene su barco. Pero, con todos los respetos, es más fácil que el Pisuerga pase por Toledo. Las sociedades cambian, y los partidos deben escuchar los nuevos mensajes. A UPyD le perdió el ego. Nació útil, abrió el camino. Pero murió joven.
Martín Alonso Orgaz. Carabanchel, Madrid 1987. Matemático. Ciudadano 15M, democracia, internacionalismo. Cantautor a ratos.
martes, septiembre 06, 2016
lunes, septiembre 05, 2016
Objetivo a corto plazo: jubilar a Rajoy, ¿por qué es tan importante?
El tortuoso viaje desde el destituyente 15M hasta la cansina actual batalla por el liderazgo del poder ejecutivo está llegando a un peligroso punto muerto. El 15M era una luz que cegaba, un faro, no obstante, hacia el que deberíamos volver cuando apenas queden resquicios para la esperanza en la política representativa. Se empezó con propuestas de máximos, se pasó por los programas de mínimos. Después aparecieron nuevos líderes y, ahora estamos al borde del precipicio: un paso en falso y la sociedad volverá a caer irremediablemente en la resignación.
La sucesión de acontecimientos ha colocado a Pedro Sánchez (al menos temporalmente) como "el gran antagonista de Rajoy". Bien. ¿Por méritos propios? En absoluto. Más bien por errores y fallos de cálculo de los demás. Lo de Pablo Iglesias ya lo sabemos: planteó (en mi opinión, con buena parte de razón) una propuesta a partir de la cual el gobierno de la nación fuera compartido casi a partes iguales por dos formaciones políticas diferentes. Sin embargo, las urnas del 26J le quitaron parte de esa razón: mucha gente que les hubo votado cuando sus opciones reales de superar el PSOE eran inciertas, ahora les retiraron el apoyo por miedo. Y las urnas siempre tienen la razón. El cometido de PODEMOS en el presente no pasa por liderar la alternativa a Rajoy. Y me temo que hasta que Rajoy no se vaya (o le echen), PODEMOS vagará sin objetivo claro.
Por otro lado, Albert Rivera (no haré humor "blanco") no hace otra cosa que demostrar, desde que está en primera linea política, una severa incapacidad para quedarse quieto. No me gusta argumentar con mala fe, quizá solo sea un "pobre" narcisista cuya efímera gloria sólo puede alimentar desde sus virtudes "técnicas". El punto fuerte de Rivera siempre fue la oratoria y no sé si es que el sujeto cree vivir en una sucesión de inconexos concursos de debate de esos que ganaba cuando aún era universitario o que cree que sus votantes son idiotas. Parece fiarlo todo al presente, al último discurso. La palabra dada no tiene valor para él, diría que ni de sus votantes espera confianza, pues parece desear "ciudadanos" sin memoria.
Ya hace más de tres años desde que el diario "El Mundo" publicara el intercambio de SMS de Rajoy y Bárcenas. De aquel discurso que dio en aquel agosto desde el Senado para decir que NO dimitía ("fin de la cita"). Es verdad que el tiempo juega a favor del olvido, pero el empujoncito de Rivera para indultemos a unos cuantos peperos corruptos no tiene precio. Creo que el "SÍ" de Rivera a Rajoy condenaría electoralmente al primero y lo descalifica de manera precipitada de su carrera por el liderazgo del centro-derecha. Pero no tanto por el descrédito acumulado por Rivera, sino por la capa de barniz que le regala al PP. Total, si a Rivera ya no le avergüenza votar a Rajoy en la investidura, este gesto podría inspirar a muchos otros ciudadanos de derechas para quitarle hierro al asunto y votar a Rajoy directamente en las urnas... total, ¿quién se acuerda ya de Bárcenas? ¿Eh, Albert?
Con estos mimbres, el PSOE y PODEMOS deben ponerse de acuerdo para arrebatarle el gobierno al PP. El tipo de acuerdo al que lleguen es lo de menos a estas alturas. Como ya he adelantado, las urnas le dieron la iniciativa al PSOE, anulando la capacidad negociadora de PODEMOS "a priori". Frustrado el plan de controlar directamente algunos palos del poder ejecutivo esta vez, PODEMOS debe centrarse en negociar reformas legislativas, una a una, tratando de consolidar su popularidad con trabajo diario (y por eso, ¿qué más da qué acuerdo firmen de antemano?). Al PSOE le benefician unas elecciones, no me cabe ninguna duda de que ganará unos cuantos escaños... pero eso no es lo "peligroso"... lo peligroso es que por h o por b Rajoy acabara volviendo a ser investido presidente, certificando así un vergonzante fracaso como país.
Con estos mimbres, el PSOE y PODEMOS deben ponerse de acuerdo para arrebatarle el gobierno al PP. El tipo de acuerdo al que lleguen es lo de menos a estas alturas. Como ya he adelantado, las urnas le dieron la iniciativa al PSOE, anulando la capacidad negociadora de PODEMOS "a priori". Frustrado el plan de controlar directamente algunos palos del poder ejecutivo esta vez, PODEMOS debe centrarse en negociar reformas legislativas, una a una, tratando de consolidar su popularidad con trabajo diario (y por eso, ¿qué más da qué acuerdo firmen de antemano?). Al PSOE le benefician unas elecciones, no me cabe ninguna duda de que ganará unos cuantos escaños... pero eso no es lo "peligroso"... lo peligroso es que por h o por b Rajoy acabara volviendo a ser investido presidente, certificando así un vergonzante fracaso como país.
Abogo por que sea un acuerdo a partir de el cual ninguno de los tres partidos Unidos PODEMOS, PSOE y C's busque humillar a ninguno de los otros dos. Que todos saquen algo en claro. ¿Podemos dejarle a Albert que presuma de que ellos fueron los que lograron que los partidos nacionalistas NO participaran en las negociaciones? ¿Podemos dejarle a Domènech que presuma de haberle sacado al PSOE un referéndum en toda España para preguntar sobre cambiar "algo" en la Constitución que abra alguna puerta a otro encaje de Cataluña en España? ¿Podemos dejar a Sánchez escribir en el BOE? (Al fin y al cabo, deberá mirar a derecha e izquierda cada vez que quiera poner algo ahí.)
jueves, septiembre 01, 2016
Pedro Sánchez, ¿"el gran antagonista de Rajoy"?
La política no va de izquierdas y derechas. Va de antagonismos. Así, aunque Pedro el guapo sea de derechas, este señor está consiguiendo una buena POSE para aparecer, de una vez por todas, como "el gran antagonista de Rajoy".
Porque todo este viaje, desde el surgimiento de PODEMOS, siempre trató de eso: de liderar a la opinión pública contra Rajoy. Al principio (entiéndase, tras la retirada de Zapatero) Rajoy hacía y deshacía a su antojo teniendo enfrente, por un lado, a Rubalcaba ¡él era HERENCIA de Zapatero, poca alternativa podía ser! y por otro, a un 15M destituyente y muy rico en ideas anónimas.
El primero que dio un golpe encima de la mesa fue Pablo Iglesias, "cargándose" de un plumazo a Rubalcaba, a Juan Carlos I y a Rosa Díez en aquellas europeas de 2014. Iglesias ganó la batalla mediática durante más de un año, aunque en realidad, ni siquiera durante ese tiempo, nunca llegó a ser "el gran antagonista de Rajoy". Dos circunstancias sumadas lo impidieron: la promoción constante de Rivera por parte del poder mediático y la cohesión natural del partido socialista en torno a su nuevo y mediocre líder (algo sólo posible mediante el inmenso poder territorial que aún conserva el partido).
La anomalía política que vivimos radica en que en 2015 había tres aspirantes a gran ser "el gran antagonista de Rajoy": Rivera (aspirante a antagonista dentro de la derecha), Iglesias (aspirante a antagonista de PP y PSOE al mismo tiempo) y Sánchez.
Y ahí está la clave: sus respectivos liderazgos no triunfaron tanto por querer representar una ideología, un trozo de la tarta política, sino por pretender liderar un antagonismo hacia Rajoy, cada uno desde su perspectiva. La política se mueve por liderazgos y antagonismos, más que por ideas.
Pues bien, podría parecer que toda esta sucesión de campañas electorales no ha servido para nada (no han sido DOS, han sido SEIS desde 2014) pero, en torno a la clave que estoy desarrollando, yo creo que sí. Rivera, por ejemplo, pasó de ser el más beligerante antagonista (puntual) de Rajoy en el debate a cuatro... a votarle como Presidente del Gobierno, indultando moralmente a una gran cantidad de corruptos del partido de la gaviota. Iglesias pasó del discurso de la casta a centrarse más en el objetivo, más clásico, de elegir a Rajoy como principal antagonista político. Mientras, Sánchez, aguantando el tirón.
No nos engañemos, la lucha de Rivera por el papel antagónico siempre fue una farsa. Al fin y al cabo, sólo le pusieron ahí para incordiar, para entorpecer el plan de Iglesias. Votando sí a Rajoy rubrican su retirada de la batalla. Un repliegue esperado por quien se diera cuenta de que C's fue puesto ahí para apuntalar al bipartidismo. Nunca buscaron poder directo (recordemos: no quieren sillones), sólo obedecen órdenes. En cambio, tanto la lucha del PP por conservar el gobierno como las de PSOE y PODEMOS por arrebatárselo es más que real.
La estrategia de Sánchez siempre fue la misma, desde diciembre: hacer perder a Rajoy una investidura. Le ha costado mucho conseguirlo, pero al fin está en la casilla que tanto deseaba. Las presiones (muchas de ellas, en mi opinión, impostadas) a las que se está viendo sometido Pedro Sánchez para que deje pasar a Rajoy le dan un protagonismo suficiente para erigirse ante la opinión pública, durante unos días, como "el gran antagonista de Rajoy"... algo que NADIE había conseguido en estos casi cinco años (desde que Mariano es presidente).
Si Sánchez juega bien sus cartas, será presidente del gobierno este otoño. Esto pasaría por, como el mismo diría "ser el PSOE", es decir, si no pacta nada explícito con C's, tendrá asegurados los votos de PODEMOS (a los cuales no veo jugando a la ruleta rusa de unas nuevas elecciones). Por otro lado, como lo que dará a PODEMOS será "poquito", C's también podría votar que sí (de lo contrario quedaría demasiado escorado a la derecha, firmando su sentencia de muerte en las siguientes elecciones, sean cuando sean). Pero si Pdr no sabe gestionar bien su liderazgo, será Rajoy el que, con o sin terceras elecciones, será investido presidente.
Mientras, PODEMOS debe asumir la derrota de la batalla contra Rajoy, para centrarse en lo importante, democratizar su partido e intentar aprender a representar a sus eventuales cinco o seis millones de votantes, muchos de ellos, irreverentes e irrepresentables de espíritu. Ardua tarea. Pero con Sánchez de presidente podrá hacerlo: proponiendo leyes y haciendo que se retrate cada uno de demás partidos del hemiciclo. Con Rajoy de presidente, no. Veremos.
Porque todo este viaje, desde el surgimiento de PODEMOS, siempre trató de eso: de liderar a la opinión pública contra Rajoy. Al principio (entiéndase, tras la retirada de Zapatero) Rajoy hacía y deshacía a su antojo teniendo enfrente, por un lado, a Rubalcaba ¡él era HERENCIA de Zapatero, poca alternativa podía ser! y por otro, a un 15M destituyente y muy rico en ideas anónimas.
El primero que dio un golpe encima de la mesa fue Pablo Iglesias, "cargándose" de un plumazo a Rubalcaba, a Juan Carlos I y a Rosa Díez en aquellas europeas de 2014. Iglesias ganó la batalla mediática durante más de un año, aunque en realidad, ni siquiera durante ese tiempo, nunca llegó a ser "el gran antagonista de Rajoy". Dos circunstancias sumadas lo impidieron: la promoción constante de Rivera por parte del poder mediático y la cohesión natural del partido socialista en torno a su nuevo y mediocre líder (algo sólo posible mediante el inmenso poder territorial que aún conserva el partido).
La anomalía política que vivimos radica en que en 2015 había tres aspirantes a gran ser "el gran antagonista de Rajoy": Rivera (aspirante a antagonista dentro de la derecha), Iglesias (aspirante a antagonista de PP y PSOE al mismo tiempo) y Sánchez.
Y ahí está la clave: sus respectivos liderazgos no triunfaron tanto por querer representar una ideología, un trozo de la tarta política, sino por pretender liderar un antagonismo hacia Rajoy, cada uno desde su perspectiva. La política se mueve por liderazgos y antagonismos, más que por ideas.
Pues bien, podría parecer que toda esta sucesión de campañas electorales no ha servido para nada (no han sido DOS, han sido SEIS desde 2014) pero, en torno a la clave que estoy desarrollando, yo creo que sí. Rivera, por ejemplo, pasó de ser el más beligerante antagonista (puntual) de Rajoy en el debate a cuatro... a votarle como Presidente del Gobierno, indultando moralmente a una gran cantidad de corruptos del partido de la gaviota. Iglesias pasó del discurso de la casta a centrarse más en el objetivo, más clásico, de elegir a Rajoy como principal antagonista político. Mientras, Sánchez, aguantando el tirón.
No nos engañemos, la lucha de Rivera por el papel antagónico siempre fue una farsa. Al fin y al cabo, sólo le pusieron ahí para incordiar, para entorpecer el plan de Iglesias. Votando sí a Rajoy rubrican su retirada de la batalla. Un repliegue esperado por quien se diera cuenta de que C's fue puesto ahí para apuntalar al bipartidismo. Nunca buscaron poder directo (recordemos: no quieren sillones), sólo obedecen órdenes. En cambio, tanto la lucha del PP por conservar el gobierno como las de PSOE y PODEMOS por arrebatárselo es más que real.
La estrategia de Sánchez siempre fue la misma, desde diciembre: hacer perder a Rajoy una investidura. Le ha costado mucho conseguirlo, pero al fin está en la casilla que tanto deseaba. Las presiones (muchas de ellas, en mi opinión, impostadas) a las que se está viendo sometido Pedro Sánchez para que deje pasar a Rajoy le dan un protagonismo suficiente para erigirse ante la opinión pública, durante unos días, como "el gran antagonista de Rajoy"... algo que NADIE había conseguido en estos casi cinco años (desde que Mariano es presidente).
Si Sánchez juega bien sus cartas, será presidente del gobierno este otoño. Esto pasaría por, como el mismo diría "ser el PSOE", es decir, si no pacta nada explícito con C's, tendrá asegurados los votos de PODEMOS (a los cuales no veo jugando a la ruleta rusa de unas nuevas elecciones). Por otro lado, como lo que dará a PODEMOS será "poquito", C's también podría votar que sí (de lo contrario quedaría demasiado escorado a la derecha, firmando su sentencia de muerte en las siguientes elecciones, sean cuando sean). Pero si Pdr no sabe gestionar bien su liderazgo, será Rajoy el que, con o sin terceras elecciones, será investido presidente.
Mientras, PODEMOS debe asumir la derrota de la batalla contra Rajoy, para centrarse en lo importante, democratizar su partido e intentar aprender a representar a sus eventuales cinco o seis millones de votantes, muchos de ellos, irreverentes e irrepresentables de espíritu. Ardua tarea. Pero con Sánchez de presidente podrá hacerlo: proponiendo leyes y haciendo que se retrate cada uno de demás partidos del hemiciclo. Con Rajoy de presidente, no. Veremos.
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