Escribo estas palabras después de la primera sesión de investidura y no sabiendo aún lo que hará Pedro Sánchez en la segunda. No obstante, ya hemos podido comprobar cómo su palabra parece haberse revalorizado ante la opinión públicada: todos los focos han querido centrarse en él, qué hace, qué hará... ¿parecía que estaba muerto? Pues yo creo que no lo está.
¿Quién es Pedro Sánchez? Un señor con buena planta puesto "ahí" para sustituir a Rubalcaba tras el fracaso de las europeas de 2014... sin un carisma especial, con una sonrisa de cartón-piedra, más falso que un billete del Monopoly y cuya habilidad más notoria es la de haber aprendido a ponerse de perfil en un tiempo récord... al más puro estilo Rajoy. Aguantar con templanza una implacable lluvia de dagas internas y externas, y haber resistido meses y meses, sin apenas despeinarse, en su papel de político con principios... le hacen portador de un capital político que no me parece a mí que vaya a ser desperdiciado por el PSOE.
Es verdad que se me antoja extraordinariamente complicado que quien ordenara hacer explotar la Ejecutiva Federal del PSOE tuviera la suficiente capacidad para controlar las consecuencias de la deflagración. No obstante, sí considero que más allá de las motivaciones particulares de cada uno de sus actores, el plan está enmarcado en una estrategia a largo plazo que pasa por salvar al soldado Sánchez. No me produce interés alguno tratar de escudriñar qué tipo de intrigas debería haber detrás de todo esto para que pueda llegar a salirles bien el hipotético plan de rescatarle. Lo que me sí interesa es plantear la hipótesis y contribuir modestamente a que no nos pille desprevenidos el posible regreso de Sánchez.
Simplemente pensémosla: que la gestora quiera exagerar su postura de defender el "abstencionazo" en bloque para que los "rebeldes" gocen de mayor simpatía entre los potenciales votantes del PSOE; que Pedro Sánchez mantenga su acta de diputado, vuelva a ganar las primarias y aparezca como el mejor líder posible para encabezar un cambio de rumbo en la legislatura provocando una moción de censura; y que esa moción de censura devolviera a PODEMOS a la delicada disyuntiva ya planteada por Sánchez en el pasado "o más Rajoy o yo" (mucho más delicada que en la investidura fallida de Sánchez si esta vez se plantea tras unos nuevos recortes de Rajoy)
Ahora caigamos en el error de focalizar las críticas en Rajoy, en Felipe González, etcétera. Y disculpemos a Pedro Sánchez creyéndonos que en realidad está en un bando diferente al de todos esos oligarcas. Hagamos eso y su resurrección será más dañina para "el cambio" que lo que puedan hacer el PP, C's y toda la vieja guardia del PSOE juntos.
Sí, es posible que el curso de los acontecimientos nos lleve a un escenario que haga inverosímil esta hipótesis de una moción de censura promovida por Pedro Sánchez; pero si no cubrimos esta retaguardia, si no reconstruimos bien el relato de lo que "ocurrió en 2016", si llegamos a creernos que la guerra interna del PSOE es una historia de buenos y malos, de militantes contra oligarcas: es posible que no hayamos entendido nada y que pronto nos den "el cambiazo".
El PSOE no merece otra cosa que ser arrinconado en el lugar donde su último Comité Federal ha decidido colocarle: como contrapeso de un gobierno del partido de la Gürtel... al fin y al cabo, estamos hablando del partido de los EREs. Y merece ser arrinconado el partido entero: quien quiera ser oposición debe salirse del partido. Demasiado sospechosos me parecerían a mí los versos sueltos del abstencionazo: más que "ser oposición" muchos querrán posicionarse bien en la carrera para liderar a este partido del turno en el futuro (sea Sánchez o cualquier otro). Oportunistas. Arrinconémosles ahí para bien o para mal: que sean valientes y pacten con el PP: si los pactos son para mejorar la vida de la gente, la gente no tendrá ningún problema con ellos y los aceptará como algo positivo. Ahora bien, ahí es donde debe estar tanto PODEMOS como la sociedad civil, nutriendo de ideas sus respectivas labores de oposición, en parlamento y movimientos sociales; centradas en plantear alternativas a las conductas oligárquicas del bipartito. Pensando a lo grande. Porque si pensamos "a lo chico", si PODEMOS solo piensa en el sorpasso, en medrar, si nos centramos en dividir más al PSOE, corremos el riesgo de indultar a medio partido... corremos el riesgo de encumbrar a la mitad "sanchista", tan vacía de ideas como la "susanista".
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