Claro está que ha sido la crisis económica la que ha motivado, en cada uno de los países que la han sufrido, un terremoto político, donde el merecido descrédito de la ciudadanía por la "política tradicional" ha dado lugar a muchas cosas. Claro está que no todas buenas. En particular, en los tres países vencedores de la IIGM citados, donde "ser nacionalista es lo normal" y no hay una parte significativa de la población que se sienta excluída de los símbolos nacionales según su ideología (tal y como pasa, por ejemplo en España, dada la inevitable reminisciencia franquista que conservan por mucho que no queramos), se hace aparente que mucha gente ha encontrado en el orgullo nacional (que ya tenía y que estaba bien visto) un rumbo para salir de una idea de globalización que no les satisface, dado que la idea que tiene de su propio país es mucho más abarcable... y supongo que trae algo de nostalgia imperial en estos tres países en particular. Para llegar hasta donde hemos llegado Farage y Trump quizá solo tuvieron que aparecer en el momento adecuado... y si no hubieran sido ellos, tal vez habrían sido otros. ¿Siguiente estación, Le Pen?

La vía de Susana Díaz (y la de Hillary Clinton) apela al miedo: "nosotros somos stablishment, progres y corruptos, pero somos lo conocido... quién sabe que Hitler o Stalin están por venir" (Trump y Le Pen o Sanders e Iglesias, así, formando un totum revolutum). Mientras, la vía de Pablo Iglesias apela a la esperanza, pero genera miedo... sin ir más lejos, la posibilidad del sorpasso el 26J (entre otros muchos factores) les hizo perder un millón de votos. Del mismo modo, Iglesias insiste en que Sanders era el único que podía ganar a Trump... ¿si? ¿En serio, un "socialista" ganando en EE.UU.? Are you fucking kidding me? No podemos saberlo, pero por mucho que a Iglesias le convenga decir que Sanders hubiera vencido a Trump en el contexto de su estrategia particular, eso no lo hace más cierto. No podemos saberlo, pero apuesto a que Sanders habría sacado un resultado ridículo frente al de Trump, se habría activado con mucha más fuerza el voto del miedo, muchos "susanistas de allí" (que ahora han votado a Clinton) se habrían quedado en casa.
Acostumbrados a la sucesión de elecciones, culminada con las gallegas y vascas, mucha gente "progresista", abrumada y aburrida de tanta disputa, ha perdido el sentido de la reflexión y ha acabado optando entre la vía "Susana Díaz" o la vía "Pablo Iglesias". Es normal que cada cual resuma sus argumentaciones cuando toca votar, cuando toca optar, pero ahora ¿qué sentido tiene pensar las elecciones estadounidenses o las francesas con esa misma lógica, si no podemos votar allí? ¿Por qué no mejor pensamos una estrategia discursiva independiente, que sirva contra el ultranacionalismo y, al mismo tiempo, contra el stablishment, sin que, necesariamente suponga hacer seguidismo irreflexivo de la "vía de Iglesias"? Demasiado ruido.
Los ingredientes parecen estar claros: necesitamos una "tercera vía", no necesariamente traducida aún en un partido político, que apele a la esperanza de crear una alternativa ciudadana contra el stablishment, contra el ultranacionalismo y que no genere miedo, ¿tiene España margen de aportar a esta causa?
No hay comentarios:
Publicar un comentario