Sin intención de personalizar y ni de elevar la anécdota a categoría, no puedo dejar de mostrar mi preplejidad cuando, al cuestionar en redes sociales la conveniencia de mantener la convocatoria de una manifestación a favor de Madrid Central a las 19 de la tarde de un día que pronostican 41 grados a la sombra para para tal momento, recibo un comentario que me he hecho saltar como un resorte.
El comentarista en cuestión ridiculiza mi planteamiento, metiéndome en una especie de totum revolutum con diversos divisores de la izquierda (como cuestionando que yo estuviera a favor de Madrid Central, vaya). Vaya, es lo que me ha dado energía para escribir este artículo, pero no merece la pena ahondar en ello. Iré al grano.
Quiero fijar la atención en tres artículos que he encontrado por ahí acerca de la ola de calor de 2003. En primer lugar, un artículo de EL PAÍS, de 19 de agosto de 2003, en el que se señala que los datos del INE dicen que durante la segunda quincena de julio y la primera quincena de agosto hubo un notable incremento de la mortalidad en 10 capitales de provincia con respecto al mismo periodo de 2002. Especialmente llamativos los incrementos porcentuales de Vigo (56%) y Jaén (86%). También lo es que las autoridades españolas atribuyeran únicamente 46 muertes a un golpe de calor o al agravamiento de una enfermedad a causa de las altas temperaturas, en contraposición con las 5.000 que entonces reconoció Francia.
En este otro artículo del ABC, del 11 de julio de 2014 se considera que la ola de calor de 2003 fue el desastre natural más mortífero de los acaecidos en España de 1970 a 2012. Eran las conclusiones del «Atlas de la mortalidad y las pérdidas económicas provocadas por fenómenos meteorológicos, climáticos e hidrológicos extremos», de la Organización Meteorológica Mundial. Este estudio atribuye a España la friolera de 15.090 víctimas mortales durante la citada ola de calor de 2003.
Pues bien, un tercer artículo, de la web de laSexta, del 25 de junio de 2019, habla de que "Francia se prepara para una ola de calor peor que la que dejó 15.000 muertos en 2003". Debo aclarar que pese al parecido entre las dos últmas cifras ofrecidas, no pretendo inferir que haya habido una cantidad de fallecidos por esta causa similar en ambos países. No tengo la menor idea de cuán comparables son entre sí unos y otros estudios. Pero sí quisiera llamar la atención sobre lo poco que se habla en España de estas cifras que no son, en absoluto, pequeñas.
Parece que en España estamos acostumbrados a que nos muestren en "El Tiempo" un decálogo de "Protección frente al calor" y que ya nos entra por un oído y nos sale por el otro. El cambio climático debería servirnos para tomar conciencia sobre el cuidado del planeta, del entorno y de las personas, no para aprender a asumir estoicamente que mucha gente morirá de manera repentina mientras el mundo sigue girando (y mundo político en particular, por recuperar el contexto de este artículo).
Pues bien, en mi honda preocupación por la frivolización de las olas de calor, sintiendo que perdemos (un poquito) el norte olvidando que el nuevo alcalde de Madrid, José Luis Martinez-Almeida no es el único enemigo de la salud pública (que salvo que vaya a hacer lo contrario de lo que prometió, claro está que lo es), sino que también lo es el calor extremo; no me he poddido aguantar y he dirigido el siguiente mensaje a la "Plataforma en Defensa de Madrid Central":
Buenas tardes.
Les escribo preocupado. Se anuncia una ola de calor que tendrá su punto álgido el sábado. En particular, en Madrid, incluso a las 19 horas, se esperan 41 grados (a la sombra). En caso de que se cumpla tal pronóstico, desconozco cual seria la sensación térmica al sol o sumando el "efecto asfalto".
En lo político, tal situación climática puede disuadir a muchísima gente de acudir a la manifestación. Las manifestaciones, siendo reivindicativas, pueden tener o no su punto lúdico; pero dudo que la gente vaya a ir para pasarlo mal. Ingredientes para un pinchazo probable.
En lo personal, como digo, estoy preocupado, y no sería capaz de recomendar a nadie a que vaya. A mis seres queridos, a la gente de mi entorno no puedo sino recomendarles que busquen una piscina o que se queden en casa en estas tardes de calor extremo.
En cuestiones de salud pública (y en definitiva) me parece una temeridad mantener la convocatoria del sábado a esa hora. Los golpes de calor son una cosa muy seria que provoca muertes. Muchas personas muy comprometidas con la calidad del aire con Madrid Central podrían poner en riesgo su vida por acudir a su convocatoria (y creo que no debería hacer falta señalar que el riesgo se agrava en el caso de niños, personas mayores u otros colectivos de riesgo).
Tenemos que cuidarnos entre todas. Entiendo que ya se ha hecho un esfuerzo importante por difundir la convocatoria, pero les pido por favor que desarrollen un urgente debate interno para decidir qué hacer al respecto para esta situación de excepcionalidad. Comprendo, además, la dificultad de cambiar la fecha, sobre todo por la falta de margen para encontrar otro día antes del 1 de julio (moratoria de multas de Martinez-Almeida).
Creo que la mejor alternativa sería retrasar la convocatoria a las 22 horas, para cuando se prevé que siga haciendo muchísimo calor (36 grados), pero ya se habrá puesto el sol y a esa hora el asfalto empezará a enfriarse un poco. A esa hora, segurísimo que acudiría mucha gente (gente con, además, muchas ganas de salir de casa después de todo un día de enclaustramiento por calor).
Acabo, queriéndoles mostrar mi más profundo apoyo a Madrid Central y a convertir tal reivindicación una cuestión estratégica en la protección de la salud de los madrileños y del cambio de sentido común hacia un modelo ecologista. Pero les insisto, traten de pensar con la cabeza fría acerca de la no conveniencia de mantener la convocatoria de las 19 de la tarde.
Un afectuoso abrazo.