sábado, junio 22, 2019

Más Madrid y la democracia deliberativa

Si bien Ahora Madrid fue la confluencia, exitosa en 2015, entre Podemos y Municipalia (después Ganemos Madrid), no podemos decir que Más Madrid sea Ahora Madrid con otro nombre. Más Madrid es (o pretende ser) la refundación del espacio político surgido de la experiencia de una gran parte de los que participaron en la gestión del gobierno de Ahora Madrid (2015-2019, Ayuntamiento de Madrid) y de la simpatía generada, grosso modo, por el tono y discurso de Carmena y Errejón. En resumen, Ahora Madrid fue la cristalización del espíritu 15M en una victoria electoral y Más Madrid es capital humano con experiencia de gobierno, dos liderazgos principales... y algo que está en proceso nacer del todo. Desafortunadamente Más Madrid no ha cristalizado en un gobierno,  pero, más allá de la derrota, ¿hay margen para la construcción de un espacio democrático?

Más Madrid, con su creación en noviembre de 2018, se independiza de la génesis de Ahora Madrid priorizando una estrategia para la victoria por encima de "guardar las esencias" de la confluencia de 2015. Para tal fin se apostó por Carmena y esta condicionó su continuidad a que pudiera elegir a su equipo. A pesar de la derrota, los resultados han sido muy buenos y no está nada claro que, si se hubiera mantenido la confluencia Ahora Madrid, los resultados para "la izquierda" fueran a haber sido mejores. No lo sé y es posible que hubieran sido peores.

El caso es que me parece acertado que Más Madrid desarrolle su identidad propia al tiempo que la también escisión de Ahora Madrid "Madrid En Pie Municipalista (MEPM)" repiensa su propia identidad y estrategia. No creo que tuviera mucho sentido (ni tampoco imagino si volvería a ser posible) que Más Madrid tratara de volver a construir una opción electoral junto a ellos. Pero sí me gustaría que desde Más Madrid se recuperara cordialidad y se comprendiera, con humildad, que sus razones tuvieron para discrepar acerca de cómo inició su andadura Más Madrid. Eso sí, la otra parte, es decir, la autocrítica que deba hacer MEPM y donde acaben colocando a Más Madrid en su marco mental (si como parte de la solución o como parte del problema) ni depende de Más Madrid ni debería quitarles demasiado el sueño.


En esa construcción de identidad propia, no me cabe ninguna duda de que Más Madrid (o, al menos una parte) tendrá certera voluntad de avanzar en el democratismo, en lo que se refiere a la construcción de un espacio democrático y estable en Madrid. Valioso avance sería, pero tal construcción por sí sola no tendría demasiado mérito: desde la oposición es siempre menos problemático coordinar espacios (de militancia de partido) de democracia deliberativa que desde el ejecutivo. De manera que no creo que ese sea el verdadero reto, sino, por un lado, lograr incorporar a la participación activa en política a mucha de la gente que veía con simpatía el 15M (más de un 80% en España según una encuesta de Havas Media en junio de 2011) y a mucha de la hoy afín a los movimientos feministas y ecologistas. Y por otro, que los estándares de democracia interna que se consigan consolidar (los que sean) durante este periodo de oposición no se conviertan en meras formalidades estatutarias que salten por los aires cuando "se recupere" el gobierno de la ciudad. Estos retos no tienen precedentes en la ciudad de Madrid.

Sería un fraude político que Más Madrid recuperara con grandilocuencia métodos horizontales y un espíritu de radicalidad democrática propios del 15M (y de los primeros tiempos de Ahora Madrid), ahora que está en la oposición y que no sepa (o no quiera) mantenerlos cuando "se recupere" el gobierno. Creo que en Más Madrid hay suficiente gente con experiencia institucional que ayude a la construcción de ese equilibrio: alto grado de democracia interna pero evitando metodologías que no sea posible mantener cuando se recupere el gobierno. Es decir, creo que es posible si hay voluntad política.

Yendo a lo concreto, para incorporar a la gente a la participación activa no creo que haya que comerse demasiado la cabeza, basta con hacer bien lo más sencillo: cuidar a la gente. Cuidar a cada una de las personas que directa o indirectamente se acerquen a Más Madrid (a través de comentarios en redes sociales, propuestas en portales de participación o acudiendo por curiosidad a alguna mesa informativa o a alguna reunión de distrito). Motivar a la gente a que haga propuestas y a que conozca las ya existentes para que pueda enriquecerlas. Y no basta con poner un buzón a partir del cual las personas proponentes pierdan la pista de sus propuestas.


Y no se puede desechar a las primeras de cambio una propuesta porque a los cargos electos o a los vocales vecinos no les interese, o la consideren poco útil para el tacticismo partidista: una persona haciendo una propuesta (sea cual sea esta) debería ser considerada por los partidos políticos como oro puro, es una persona que cree que su voz será escuchada y ahí los partidos que presumen de promover la participación ciudadana no pueden decepcionar. Deben dar un cauce a cada una de las propuestas, que la persona proponente tenga una traza acerca del recorrido de su propuesta. Que se construyan espacios de debate interno y se cuente con la persona proponente para deliberar acerca de su propuesta y, en su caso, se argumente con honestidad y transparencia cuáles son los límites de la misma en el seno de la organización.

Un sencillo pero afectuoso acompañamiento personalizado en este sentido puede ser muy motivador. Y en un contexto de partido, creo que cuidar a las personas, siempre sin ignorar los límites del proyecto, consiste en esto, en garantizar el derecho a la participación política a todas aquellas personas que se aproximen al partido con una inquietud, con una propuesta. ¿Estará Más Madrid a la altura?

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