El Estado lo definiría como república, en el que hubiera un sistema de representación proporcional vía internet. Pero proporcional de verdad, es decir, una persona, un voto: nada de ley d'hondt. Para conseguir esto, es preciso que no existan cámaras de diputados como tales. En su lugar, se instauraría un parlamento virtual, oficial, moderado por jueces, fiscales y demás gente conocedora de las leyes previas del país en cuestión.
En esa página oficial, existirían dos importantísimos pilares en forma de foros de debate: uno informal y otro formal. En el primero tendrían derecho a registarse todos los habitantes del país. Menores de edad incluídos. El sistema debe garantizar el anonimato de los participantes.
En dicho multitudinario foro, podría decirse cualquier cosa que le venga a uno a la mente, incluso estupideces sin madurar. Todo, menos apología de terrorismo, racismo, o amenazas... explícitas. Todo comentario, se ha de calificar y siempre que se califique, será necesario argumentar a favor o en contra.
El segundo foro, más formal, tendrá en cuenta las opiniones del primero, en el se desarrollarían debates concretos y el registro de los usuarios se limita y sólo se accedería de la siguiente manera:
-Es necesario aprobar un test de 5 preguntas (contestar 4 bien), que vayan sobre lo que se está debatiendo y lo que se quiere conseguir.
-Aprobar el test daría derecho a participar sólo en el tema sobre el cual se ha examinado el susodicho.
-Es recomendable que los temas a debatir en el foro formal no se alarguen mucho en el tiempo. Mientras duren, el que no haya aprobado, tendrá la posibilidad de presentarse cada 3 días.
-Cada cual puede presentarse a todos los temas disponibles simultáneamente.
Todo el mundo tendrá el deber de, al registrarse como usuario, asignar un representante por defecto para que vote por él cuando no pueda o no le apetezca participar. Tal representante, otro usuario sin ningún tipo de rango ni privilegio especial, podrá ser cambiado por otro en cualquier momento. Es preciso que el sistema informático detecte las referencias circulares y evitando que se éstas se produzcan.
Ese representante, tendrá a su vez otro representante por defecto que votará por él cuando se ausente... y así sucesivamente. En este sistema piramidal de representación, es evidente que tiene que haber una, o dos o más cúspides cuyo voto no podrán delegar en nadie.
Nadie tendrá el privilegio de poder saltarse los tests. Y nadie tiene más rango que el que la gente que se abstenga de votar, le haya dado.
Tras el debate en el foro formal, el siguiente paso es votar cuál debe ser la pregunta adecuada, de manera que todo el mundo pueda entenderla. Porque, por supuesto, en aquello que se someta a votación en última instancia, sólo se admitirán como votos válidos los que sean de la forma: sí o no. Es decir, propongo un sistema de continuos plebiscitos con preguntas simples y concretas. Como contraejemplo, la constitución europea: la gente, hábil eligiendo sus prioridades vitales, no piede el tiempo en leersela entera cuando además, su voto valdría lo mismo que alguien que no se la ha leído.
A la hora de contar los votos, se haría de la siguiente manera:
-Un voto por cada persona que haya votado y que no representa a nadie más que a sí mismo.
-El voto de alguien que haya sido elegido por otros como su representante, valdrá tanto como el número de personas que hayan delegado su voto en él y que, para la votación que se esté celebrando en ese momento, hayan decidido, de manera casual abstenerse.
-Cuando alguien además sea representante de otros representantes, y éstos se abstengan, al valor de su voto, se sumará el del número de personas que hayan delegado su voto en los representantes que, previamente hubiesen delegado su voto en él; y así sucesivamente.
Con este sistema, la gente puede elegir si quiere participar en una votación o no, y en caso de que sea ésto último, poder elegir en todo momento quién quieres que vote por tí. Es obvio, que la abstención en este sistema político, no tiene razón de ser. Uno siempre tiene opinión respecto a una idea, y yo sólo entiendo la abstención como una forma de protestar, diciendo que ningún candidato es de tu aprecio. Votanto uno directamente, la abstención no tiene sentido alguno.
Los partidos políticos no tendrían ningún sentido, aunque es evidente que en ambos foros tenderían a formarse corrientes políticas con idearios que sería imposible no comparar con los de los partidos políticos existentes en la actualidad. Así, prohibiría las afiliaciones dentro del foro.
Hasta aquí, he expuesto mi pensamiento sobre cómo debería ser básicamente el poder legislativo de un país.
El poder ejecutivo lo ejercerían los candidatos que, siguiendo el sistema de votación anteriormente expuesto, y tras haber aprobado una oposición para el puesto pertinente (de ministro, subsecretario, o presidente del gobierno), haya obtenido más votos, en segunda vuelta.
Para lograr cierta estabilidad, se le dará al elegido el privilegio de mantenerse en su puesto, durante dos años. Salvo que salga adelante una moción de censura, claro está.
Para el poder judicial, una cosa muy simple: oposiciones. Una prueba de nivel justa seleccionará a los mejores.Para terminar diré cómo aplicaría esto al sistema político actual español. Sin proponer grandes cambios revolucionarios en cuanto a leyes, de primeras, iniciaría el camino al estilo Ciudadanos en blanco. El escaño que hipotéticamente consiguiese (porque ya presupongo que de conseguir alguno, conseguiría uno nada más) votaría conforme a la opinión de los usuarios registrados en el parlamento virtual.
Como eso a la gente le iba a gustar, a los cuatro años, el partido del parlamento virtual conseguría más votos, así hasta conseguir tantos votos que todo el congreso serían dipuados de este partido, y el congreso dejaría de tener sentido alguno.
En esa página oficial, existirían dos importantísimos pilares en forma de foros de debate: uno informal y otro formal. En el primero tendrían derecho a registarse todos los habitantes del país. Menores de edad incluídos. El sistema debe garantizar el anonimato de los participantes.
En dicho multitudinario foro, podría decirse cualquier cosa que le venga a uno a la mente, incluso estupideces sin madurar. Todo, menos apología de terrorismo, racismo, o amenazas... explícitas. Todo comentario, se ha de calificar y siempre que se califique, será necesario argumentar a favor o en contra.
El segundo foro, más formal, tendrá en cuenta las opiniones del primero, en el se desarrollarían debates concretos y el registro de los usuarios se limita y sólo se accedería de la siguiente manera:
-Es necesario aprobar un test de 5 preguntas (contestar 4 bien), que vayan sobre lo que se está debatiendo y lo que se quiere conseguir.
-Aprobar el test daría derecho a participar sólo en el tema sobre el cual se ha examinado el susodicho.
-Es recomendable que los temas a debatir en el foro formal no se alarguen mucho en el tiempo. Mientras duren, el que no haya aprobado, tendrá la posibilidad de presentarse cada 3 días.
-Cada cual puede presentarse a todos los temas disponibles simultáneamente.
Todo el mundo tendrá el deber de, al registrarse como usuario, asignar un representante por defecto para que vote por él cuando no pueda o no le apetezca participar. Tal representante, otro usuario sin ningún tipo de rango ni privilegio especial, podrá ser cambiado por otro en cualquier momento. Es preciso que el sistema informático detecte las referencias circulares y evitando que se éstas se produzcan.
Ese representante, tendrá a su vez otro representante por defecto que votará por él cuando se ausente... y así sucesivamente. En este sistema piramidal de representación, es evidente que tiene que haber una, o dos o más cúspides cuyo voto no podrán delegar en nadie.
Nadie tendrá el privilegio de poder saltarse los tests. Y nadie tiene más rango que el que la gente que se abstenga de votar, le haya dado.
Tras el debate en el foro formal, el siguiente paso es votar cuál debe ser la pregunta adecuada, de manera que todo el mundo pueda entenderla. Porque, por supuesto, en aquello que se someta a votación en última instancia, sólo se admitirán como votos válidos los que sean de la forma: sí o no. Es decir, propongo un sistema de continuos plebiscitos con preguntas simples y concretas. Como contraejemplo, la constitución europea: la gente, hábil eligiendo sus prioridades vitales, no piede el tiempo en leersela entera cuando además, su voto valdría lo mismo que alguien que no se la ha leído.
A la hora de contar los votos, se haría de la siguiente manera:
-Un voto por cada persona que haya votado y que no representa a nadie más que a sí mismo.
-El voto de alguien que haya sido elegido por otros como su representante, valdrá tanto como el número de personas que hayan delegado su voto en él y que, para la votación que se esté celebrando en ese momento, hayan decidido, de manera casual abstenerse.
-Cuando alguien además sea representante de otros representantes, y éstos se abstengan, al valor de su voto, se sumará el del número de personas que hayan delegado su voto en los representantes que, previamente hubiesen delegado su voto en él; y así sucesivamente.
Con este sistema, la gente puede elegir si quiere participar en una votación o no, y en caso de que sea ésto último, poder elegir en todo momento quién quieres que vote por tí. Es obvio, que la abstención en este sistema político, no tiene razón de ser. Uno siempre tiene opinión respecto a una idea, y yo sólo entiendo la abstención como una forma de protestar, diciendo que ningún candidato es de tu aprecio. Votanto uno directamente, la abstención no tiene sentido alguno.
Los partidos políticos no tendrían ningún sentido, aunque es evidente que en ambos foros tenderían a formarse corrientes políticas con idearios que sería imposible no comparar con los de los partidos políticos existentes en la actualidad. Así, prohibiría las afiliaciones dentro del foro.
Hasta aquí, he expuesto mi pensamiento sobre cómo debería ser básicamente el poder legislativo de un país.
El poder ejecutivo lo ejercerían los candidatos que, siguiendo el sistema de votación anteriormente expuesto, y tras haber aprobado una oposición para el puesto pertinente (de ministro, subsecretario, o presidente del gobierno), haya obtenido más votos, en segunda vuelta.
Para lograr cierta estabilidad, se le dará al elegido el privilegio de mantenerse en su puesto, durante dos años. Salvo que salga adelante una moción de censura, claro está.
Para el poder judicial, una cosa muy simple: oposiciones. Una prueba de nivel justa seleccionará a los mejores.Para terminar diré cómo aplicaría esto al sistema político actual español. Sin proponer grandes cambios revolucionarios en cuanto a leyes, de primeras, iniciaría el camino al estilo Ciudadanos en blanco. El escaño que hipotéticamente consiguiese (porque ya presupongo que de conseguir alguno, conseguiría uno nada más) votaría conforme a la opinión de los usuarios registrados en el parlamento virtual.
Como eso a la gente le iba a gustar, a los cuatro años, el partido del parlamento virtual conseguría más votos, así hasta conseguir tantos votos que todo el congreso serían dipuados de este partido, y el congreso dejaría de tener sentido alguno.