jueves, marzo 07, 2013

¡Que no nos representan! ¿CÓMO? ¿Acaso lo has intentado?

"¡Que no, que no, que no nos representan!" es uno de los gritos que más recuerdo -y que yo mismo pronuncié- durante la primera semana de 15M en Madrid. Si ya entonces era un cántico al que cualquiera tenía ganas de adherirse, viendo que en las últimas encuestas la corrupción representa uno de los principales problemas para el 40% de los entrevistados -batiendo, por cierto, el récord de 1995 con Felipe González- con la misma lógica con la que entonces cantábamos aquello, ahora es un cántico que habría de estar más que vigente. Y no cabe duda de que, como cántico de protesta y reivindicativo, lo está más que nunca.


Sin embargo, en este punto, no tengo sino que dar una colleja al movimiento -a aquella parte susceptible de darse por aludida- al respecto de su (no) presencia en las instituciones. A pesar de lo que decían -o dicen-algunos medios de la derecha rancia sobre el movimiento: "no queremos sustituir la democracia por otra cosa" -los habrá que sí- sino que, como movimiento transversal y de protesta, se sacan para afuera con visceralidad las resignaciones de muchas personas que se sienten engañadas por "el sistema". No obstante, como ya dicen muchas voces críticas: buena parte de los movimientos sociales no surgen de la solidaridad, sino de la simple indignación. Así, hay mucha gente que no sale a la calle para cambiar las cosas, no; salen para simplemente gritarle al político: ¿qué hay de lo mío? Cuando nos tocan el bolsillo. Cuando nos aumentan la jornada laboral, nos bajan el sueldo, nos echan del trabajo, nos suben el pan, o nos desahucian, es entonces... cuando exigimos soluciones. Antes, nunca se nos había ocurrido escribirle amablemente a un diputado para preguntarle por la tramitación de tal o cual ley y... dicho sea de paso, cuando todo iba bien, nos daba igual que hubiera corruptos. Total... son políticos, lo llevan en la sangre, ¿no?

Pero ahora, cuando llegan los problemas de verdad, después de muchos años sin haber siquiera intentado hablar con los políticos, desde nuestras posiciones de "ciudadanos de a pie", nos indignamos. Nos indignamos y les colapsamos Twitter haciendo escrache. Y en este punto quería hacer una importante matización. Y es que no es que el escrache me parezca una práctica reprobable; pues, ante todo, lo reprobable es calificar la presión social como un 'viejo totalitarismo bajo nuevas formas', perlita que soltó Andrés Herzog, de UPyD.

¿Qué quiero decir entonces? Pues que muchas personas del 15M se escudan en la actitud cobarde de criticar al político "sin proponer a cambio una alternativa". Con lo que, es un buen momento de parafrasear a Kennedy, "ask not what your country can do for you--ask what you can do for your country". Pues eso, si de verdad no nos representan y tal cosa nos preocupa, en lugar de ir a las manifestaciones enfurecidos y resignados, ¿por qué no pararnos a pensar qué podemos aportar nosotros para mejorar todo esto?

El problema es la resignación. Una falta de costumbre a luchar por lo que creemos justo. La convicción de que lo que pedimos es imposible pedirlo "de buena manera". Habrá gente que lleve toda la vida luchando y ahora ya no le quede más que su legítimo derecho a protestar. Pero, ¿y los jóvenes? ¿Qué narices es eso de jóvenes quemando contenedores, tirando huevos a políticos y diciendo que ese señor de corbata y ridícula sonrisa no le representa? ¿Acaso le has ayudado a que te represente?

Los nuevos tiempos y el propio 15M nos han traído nuevas oportunidades de participación política. Una de ellas son las asambleas de barrio, a partir de las cuales, además de organizarse lo que suelen denominarse como "acciones", podrían crearse (más) partidos políticos locales independientes, y de esa manera cambiar la política municipal desde dentro de las instituciones. Otra forma es aprovechar las oportunidades que nos brinda la web con la llamada política 2.0. Hay miles de políticos con perfil en Twitter, ¿acaso has intentado hablar con él/ella? Es probable que tropieces muchas veces, que des con perfiles llevados por "funcionarios enchufados", pero los políticos, aunque muchas veces no queramos verlo: son personas. Y es muy probable que ese concejal de tu pueblo al que tento odias, esté encantado de recibirte en su despacho para que puedas contarle tus reivindicaciones, sin pelos en la lengua, pero con educación.

Inténtalo. Habla con los políticos, intenta hacerte entender. Proponles cosas para ayudarles a mejorar, o intenta sustiruirles presentándote tú. Ten paciencia, las cosas nunca salen a la primera. Pero si después de intentar todo esto, sigues sin sentirte escuchado, entonces ya sí: sal a la calle y canta. Lo llaman democracia y no lo es. Que no nos representan. Escupe sobre la foto de los políticos en los periódicos. O arranca la foto y tírale dardos. Colápsale el twitter con exigencias. Pero antes de todo eso: inténtalo.

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