Los movimientos sociales, y las plataformas de afectados por las hipotecas en concreto, tienen que espabilar. Tienen que despertar antes de que la burbuja de popularidad alimentada por la crisis les explote en la cara. ¿Por qué? Pues mis ganas de que los movimientos sociales no mueran de éxito se basan en un temor: que los partidos de centro-derecha y centro (es decir PP y UPyD) crezcan gratis; es decir, que el aumento de su popularidad haya de basarse en el miedo y no en una constatación de 'una mejora de la situación económica' o 'una profundización programática' respectivamente.
Basándonos en la encuesta de abril de 2013 de Metroscopia, observamos que con respecto al mes anterior la suma PP + UPyD aumenta un +3.9%, mientras que la suma PSOE + IU lo hace un +0.1%. Echando la vista un poco más atrás, desde el huracán Bárcenas, hay un electorado otrora fiel al PP que ahora es muy volátil. Que en función de los acontecimientos decidirá votar PP, votar UPyD, o abstenerse. Quizá (no ese mismo 4%) durante marzo, parte del potencial electorado de UPyD decidiría abstenerse por lo de Toni Cantó; y ahora ya en frío y sin que UPyD haya dicho nada nuevo aparte de intensificar su 'crítica a los escraches', observamos cómo se recuperan en las encuestas.
En aquella ocasión, con el tema Cantó, critiqué a UPyD por no hacer la más mínima autocrítica en su discurso. Les acusé de querer dividir a la población en dos: 'los indignados afines a los movimientos sociales' y 'los indignados que quieren a esos perroflautas, pero lejos'. Hablando vía Twitter -amablemente, por cierto, nada de escrache- con el diputado Gorriarán, le acusé ser incapaz de hacer la más mínima autocrítica (y él sólo por eso me identificó como un 'enemigo político que le proponía una humillación maoísta', qué bien).
Pero bueno, esto es España, y asumo que estamos tan acostumbrados a la crítica rastrera, que somos incapaces de indentificar la crítica sincera: la que se hace cuando se pretende que interlocutor reflexione. Pero, honestamente, no creo que el Sr. Gorriarán sea incapaz de hacer tal autocrítica, ¿para qué la iba a hacer? es mera estrategia política. ¿Qué más da que algunos discursos de UPyD sirvan para dividir a la población, si las encuestas -a medio plazo- les acaban dando lo que quieren?
Pero el caso es que la popularidad ciega a todos. Y desde el triunfo logrado por los movimientos sociales, tras la aceptación a trámite de la ILP de dación en pago, la Plataforma de Afectados por las Hipotecas (PAH) se ha venido arriba. Tres días después del primer escrache, este tipo de activismo tenía una popularidad del 89%. Y casi un mes después tal 'acción', los escraches pierden popularidad. Lo revelador de la nueva encuesta que saca a la luz estos datos, no es tanto que en escasas cuatro semanas el apoyo haya bajado a un 78% ya, sino que haya aún un 37% de gente que 'no ha oído hablar de los escraches'. Pues bien, mucho me temo que si los escraches se generalizan, cuando toda esa gente 'ajena a los movimientos sociales' sepa lo que son; eso logrará movilizar aún más al potencial votante de PP o UPyD, gratis, insisto.
Si los movimientos sociales se demuestran incapaces de hacer la autocrítica necesaria para dejar de apoyar el escrache como 'tipo de activismo preferido', conseguirán justo el efecto contrario de lo que querían: que el centro y el centro-derecha vaya a votar. Cuando eso ocurra, y de nuevo, gratis, el voto del miedo a la derecha seguirá haciendo crecer a Izquierda Unida de manera sostenida, y éstos, crecidos, seguirán sin hacer la autocrítica necesaria para llevar un discurso integrador, que pueda representar a una gran mayoría. No me lo invento. El último anuncio de Llamazares va en la misma línea de la crispación: "Nace Izquierda Abierta-Madrid con vocación de crear un Frente anti PP". Poniendo en el discurso la confrontación por delante de las propuestas, sólo se arañan votos de los ya convencidos: sin aportar soluciones a la sociedad.
Si nada cambia, estaremos de nuevo ante las "dos Españas" del bipartidismo, pero con más partidos, con más crispación... y dicho sea de paso, con problemas de gobernabilidad para lo que salga de las siguientes elecciones. La crisis política no ha hecho más que empezar; así que no nos dejemos llevar por la indignación y pongámonos todos a trabajar para llegar a acuerdos entre las partes implicadas. ¿Para cuando un debate de propuestas entre Ada Colau y Carlos Martínez Gorriarán, por ejemplo?
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