Tras esta sucesión de campañas electorales en España, el
Brexit y la victoria de Trump en los Estados Unidos, ahora toca mirar hacia
nuestro vecino del norte. Está claro: este súbito interés en la política internacional
nace del miedo. El resurgimiento del Frente Nacional frena el proyecto europeo:
nada podemos hacer hasta que Francia salga de su laberinto. Debemos esperar al
próximo mayo para responder a la siguiente pregunta: ¿tendrá la “nueva” Unión
Europea cimientos también en Francia o no?
Si nos acordamos, hace tres lustros el padre de Marine Le
pen fue vencido 18% - 82% por Jacques Chirac. Eso no quiere decir nada, pero
demuestra cierta madurez en la sociedad francesa. En quince años, muchas cosas
han podido cambiar, es cierto, no obstante haré mi pronóstico: la extrema
derecha no va a ganar las presidenciales francesas.
¿Quiere eso decir que todo seguirá igual? En absoluto. En el
escenario más probable a día de hoy, es decir, en el caso de que el candidato
republicano llegue al Elíseo, el gobierno francés deberá coger el toro por los
cuernos con el tema de Europa. Sí, en ese caso Le Pen se quedará un rato más en
el mundo de las pesadillas, pero hará falta, de ahora en adelante, prestar
atención a todos esos votos de protesta. Los Republicanos van a querer
canalizar todos esos gritos hacia sus propios intereses.
Tengo la intuición de que el Partido Conservador del Reino
Unido ha hecho una cosa parecida. ¿Qué consiguió Cameron celebrando aquel
referéndum? Está políticamente muerto, pero desnudó al UKIP: nada había bajo el
referéndum. No sé si Fillon debe celebrar un referéndum para el “Frexit”. Pero
si quiere conservar la hegemonía de su partido en la derecha, deberá robar la
iniciativa a la extrema derecha.
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