viernes, febrero 15, 2013

Impuesto a las transacciones financieras YA

No soy economista, pero en mi calidad de ciudadano de a pie preocupado por la crisis económica y, en especial, por las injusticias que esta ocasiona, estoy tratando de estudiar porqué ha de haber tanta diferencia entre el salario medio de unos países y otros. Seamos justos. Si esa diferencia salarial no fuera el resultado de una desigualdad inicial, y el dinero fuera "el premio" por hacer bien las cosas, por ofrecer un buen servicio a la sociedad, tendría sentido. Pero claro está que el liberalismo económico imperante trae unas desigualdades que conviene denunciar.

Para empezar, resulta inaudito que en este macropaís de facto que es la Unión Europea haya todavía importantes diferencias en lo que se refiere a los impuestos relacionados con las actividades financieras. Es decir, suele decirse que los países del sur necesitan una industria fuerte para poder competir con el resto de industrias de Europa. Por poner un ejemplo, Luxemburgo tiene una fuerte industria del hierro y el acero, sin olvidar la industria alimentaria y la de productos químicos. Luxemburgo tiene una tasa de paro del 5% -en tiempos de crisis- porque es un país competitivo en la producción de materias primas y porque es capaz de exportarlas. Los países del sur tienen que ser capaces de desarrollar una industria que compita con la luxemburguesa. Los gobiernos tienen que incentivar ese desarrollo del I+D+i -como ya he mencionado en alguna otra ocasión, siempre encaminado mejorar la vida de la gente.

Pero no seamos ingenuos. Si Luxemburgo tiene el Salario Mímino Interprofesional más alto de la Unión Europea no es sólo por su próspera industria. Como decíamos, en Europa hay importantes diferencias en las tasas financieras. Y precisamente, estas son más bajas en Luxemburgo que en la práctica totalidad del resto de la zona Euro, lo cual hace que este país pueda basar buena parte de su economía en la actividad bancaria. Sí, es una especie de paraíso fiscal dentro de la propia zona Euro. Y esto es algo que sí que no nos podemos permitir.

Algo hay que hacer para penalizar esa economía NO productiva. El comercio de todos esos derivados financieros que hace que se compren y se vendan productos que el común de los mortales no conoce y que en el peor de los casos, como en el de las participaciones preferentes, suponen una estafa manifiesta. No puede ser que un país del norte base buena parte de su economía en esto, mientras a los países del sur se nos impide, mediante acuerdos a puerta cerrada, aumentar el Salario Minimo Interprofesional.

Por todo esto, me hago eco de la reivindicación que viene haciendo desde 1997 la ATTAC (Asociación por la Tasación de las Transacciones Financieras y por la Acción Ciudadana), que promueve la introducción de una tasa a las transacciones financieras internacionales (conocida popularmente como Tasa Tobin).

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