La profunda crisis interna del PSOE, y la imparable escalada en las encuestas de UPyD y de IU vaticinan un irremediable descalabro de los socialistas. En el PSOE llevan camino de quedar relegados a algunos parlamentos autonómicos y ayuntamientos. Sinceramente, tienen tantas sillas que calentar, tienen tantos enchufados, que no va a ser nada fácil que se inmolen. Sobre todo porque viven en su mundo, esas nubes que a día de hoy Zapatero estará supervisando… hacen piña y sólo tratan buscan recambio dentro de sus filas, utilizando la caduca dialéctica de siempre: “socialismo”, “izquierda”, etcétera. Demasiados egos, demasiados intereses personales, para que se bajen del globo y liberen al PSOE de ese peso muerto que les impide retomar el vuelo en plena crisis neoliberal. Cuando se den cuenta, será probablemente demasiado tarde.
Con la sangría del paro, vaticino que dentro de muy poco tiempo, Izquierda Unida adelantará al PSOE en las encuestas, y eso será la puntilla. El crecimiento de Izquierda Unida está siendo sostenido y están sabiendo liderar razonablemente bien la representación de “la izquierda”. Aunque dentro del partido siempre surjan disidentes a los que les gustaría que fuese un partido “anticapitalista”, lo cierto es que ya hay voces, como la de Gaspar Llamazares, que hace llamamientos a “representar un frente amplio de izquierdas”. Y bien, esa búsqueda implícita del “centro-izquierda”, acompañada de una crisis económica que no parece que vaya a resolverse a corto plazo, me hacen augurar que más pronto que tarde Izquierda Unida se convertirá en la segunda fuerza política.
Además, en el escenario subsiguiente a la materialización de los resultados de las próximas elecciones, se producirá necesariamente un nuevo balance bipartidista de fuerzas. Posiblemente ninguna de las dos fuerzas vaya mucho más lejos de los cien escaños (si es que los consiguen), pero no me cabe duda de que una de ellas será Izquierda Unida. La otra, pues habrá que verlo. Habrá que ver si el PP logra salvar los muebles, mira que me extraña, pero el caso es que parece que UPyD ya ha empezado a darse cuenta de que el PSOE morirá de hemorragia interna y que el partido al que ha venido a sustituir es al PP. Tanto es así, que ya vemos cómo quieren ganarse las simpatías de los votantes más acérrimos al PP, siendo ambiguos con el tema de “la condena del franquismo”, por ejemplo.
Así, si bien vaticino que la lucha por el centro-izquierda ya la está ganando IU desde la izquierda; en la lucha por el centro-derecha creo que aún no está nada claro si finalmente el PP resistirá, o si UPyD la acabará conquistando desde “su ambigüedad”. Está por ver, y en dos años parece que tienen margen para conseguirlo, aunque no me extrañaría nada que el PP adelantase las elecciones lo suficiente para evitarlo.
Pero volvamos a lo único que me parece claro: “que cuando el PSOE quiera hacerse el harakiri será ya demasiado tarde”. Que cuando las corrientes internas se recompongan, reconsiderarán dejar el PSOE y meterse en Izquierda Unida, o en otros movimientos en auge de corte más transversal como Ciutadans en Cataluña o partidos independientes locales y regionales en el resto de España. Con este nuevo escenario, parece lógico que la CAPI (Confederación de Agrupaciones Políticas Independientes) acabe seduciendo a muchos socialistas que no encuentren su hueco en la “izquierda clásica” y quieran formar parte de este nuevo movimiento ciudadano, con espíritu de construir algo de abajo a arriba y contando con el ciudadano de a pie.
Esos socialistas serán los que hayan sido capaces de darse cuenta de la razón por la que dejaron de ser creíbles no fue que sus nuevas propuestas sean malas. De hecho tengo que decir que las propuestas que hace nuevo socialismo 3.0 en general me gustan, pero claro, viniendo de donde vienen ¡no hay quién se las crea! Salvo las partes en las que pretenden dar lecciones de democracia interna o proponen para la democracia española cosas que los socialistas jamás hicieron, el resto son propuestas bastante útiles, que pueden aplicarse a retos futuros. Pero es que da igual. Pesa demasiado la mala reputación que arrastra el PSOE, su crisis interna y su dialéctica caduca de llamar “socialismo” a algo que no deja de ser “bien común” o “intereses de la gran mayoría”. Tantos años de “falso socialismo” han hecho que la palabra “socialismo” no valga NADA.
Detrás de esas propuestas veo sensatez y talento. Pero si esos militantes no se adaptan a los nuevos tiempos, ese trabajo será desperdiciado. En ese sentido, me congratula ver cómo socialistas de base se van incorporando con normalidad a los movimientos sociales como si fueran “uno más”; de la misma manera que celebro que Beatriz Talegón, por ejemplo, se esfuerce en reconciliarse con los movimientos sociales haciéndose eco del escándalo que provocó la escisión Democracia Real Ya. Ojalá estas caras nuevas sepan centrar su actividad política en dar recorrido a las propuestas y saber explicarlas, no esforzándose tanto en partirse la cara por el partido, y sabiendo dejar el barco socialista abandonado a su suerte. En ese sentido, Rubalcaba es un buen capitán: en el hundimiento en el que él mismo está participando parece que quiere quedarse hasta el final.
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