La sociedad española está harta de los dos grandes partidos. Tras tantos años de promesas incumplidas, corrupción y clientelismo, la credibilidad de toda voz proveniente del PP o del PSOE queda en entre dicho. Y es que después de tanto tiempo gobernando ya de nada sirve prometer, muy necio hay que ser para que a una persona le quepa la esperanza de que estos partidos cumplirán lo que prometen, cuando, tras muchos años en el poder, años en los que pudo ejecutar las promesas, en muchas ocasiones hicieron justo lo contrario de lo que prometieron.
Durante muchos años, el estilo político de estos dos partidos ha sido beneficioso para la normalización democrática de la sociedad española. Claro está que tras el franquismo, el hecho de que el centro-izquierda y el centro-derecha se hayan alternado en el poder fue durante mucho tiempo bueno, para la constatación de que había alternativa. Siendo justos con la historia los que mejor materializaron esa alternancia fueron Felipe González y José María Aznar. Conviene no olvidar que ambos se fueron por la puerta de atrás, el primero golpeado por la corrupción y desgastado tras catorce años de gobierno, y el segundo tras aliarse con el presidente Bush con todas las consecuencias, incluída la de meternos en una guerra en la que no pintábamos nada. Y que después de aquello llegaron de rebote Zapatero y Rajoy, dos políticos a los que el puesto de presidente les ha venido a quedar no grande, sino grandísimo.
Desde hace aproximadamente quince años, una vez superada la pequeña crisis económica de los años noventa, PP y PSOE en una ausencia absoluta de ideas se han limitado a luchar por conservar sus privilegios, me atrevería a decir que en algunos casos de buena fe, creyéndose ellos mismos que la política española sería peor sin ellos. Normal. ¿Qué se puede esperar de la generación de políticos, de dentro de estos partidos, que ronda los 50 ó 60 años? Ellos tienen grabado a fuego que el bipartidismo fue un éxito contra el franquismo, aquella fue su motivación política; ellos, por tanto no pueden aportar demasiado para los nuevos retos de la demoracia. Lo mejor que pueden hacer es irse.
Así, la única esperanza de estos partidos es el relevo generacional. La gente joven que ronda los 25 ó 35 años, cuya motivación política sea la crisis económica actual y la política que está por venir. Sin embargo el reto más importante de toda esa gente, de entre la que quiero destacar el nombre de Beatriz Talegón, no está tanto en proponer cosas hacia afuera, sino en conseguir una revolución de puertas para adentro, cargándose todas las redes clientelares y de nepotismo tejidas durante tantos y tantos años. Estos políticos de savia nueva, no tienen nada que perder en ese sentido. Nacen sin demasiados apoyos internos y tienen el punto fuerte de que son mediáticos. Tienen ante sí la gran oportunidad de dejar con el culo al aire en público al aparato del partido, y tienen la oportunidad de tender la mano a esos partidos que entienden la socialdemocracia de manera diferente, como puede ser UPyD, Ciutadans, IU o los partidos independientes locales. Es decir, reconocer que esos otros partidos tienen hoy en día más legitimidad para proponer que el partido socialista y sentarse con ellos a hablar de propuestas.
Como digo, creo que Beatriz Talegón abrió el camino con su famosa intervención en la que criticaba al "socialismo de cinco estrellas". Abrió un camino, yo pienso, desde la honestidad de alguien que cree que la revolución interna del PSOE es posible. Sin embargo, yo sólo creo lo que veo, y considero que a Talegón, y a todos los que quieran seguirla, les queda un camino largo, una travesía en el desierto en cuyo transcurso tienen mucha tela que cortar. Años en los que no toca seguir haciendo discursos grandilocuentes, lo que toca es predicar con el ejemplo. Para que el PSOE vuelva a ser creíble, debe inmolarse: todos los que colaboraron en los consejos de administración de las cajas de ahorros, deben ir FUERA. Todos los que participaron en el Gobierno de Zapatero, empezando por la momia política de Rubalcaba, deben ser DEFENESTRADOS sin complejos por estos nuevos líderes. Todos los que hacen el ridículo proponiendo primarias para todos cuando ni el propio PSOE las practica, no hacen sino perjudicar la credibilidad de propio partido, Fuera también.
Estos nuevos líderes deben señalar sin complejos a toda esa vieja guardia, abriendo una batalla a la vista de todos que sólo puede acabar de dos maneras posibles: haciendo del PSOE un partido creíble o destruyéndolo del todo para dar paso en las elecciones a otras opciones socialdemócratas nuevas. Ambas cosas son buenas para la sociedad, y la responsabilidad de abrir más aún tal caja de los truenos, recae en los jóvenes de esos partidos. No hay tiempo que perder.
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